El fuego nunca se apaga, el diario de Noelle Stevenson

Noelle Stevenson es uno de esos jóvenes talentos que aparecen de pronto y arrasan con todo, en el buen sentido. No tardó en tener éxito su webcómic Nimona, que fue publicado en formato físico y del que hablamos aquí hace no mucho, o Leñadoras que yo mismo comenté hace un tiempo. También trabajó en Marvel y DC y ganó numerosos premios. Todo ello siendo muy joven. Pero claro, no todo es tan fácil y la carrera de Stevenson tuvo sus vaivenes y de eso trata precisamente este cómic que nos trae Astiberri: El fuego nunca se apaga.

Es complicado etiquetar este como un cómic tal y como lo entendemos tradicionalmente. Es un diario con ilustraciones. Mejor mencionarlo pronto y dejarlo claro porque, sí, tiene imágenes en cada una de sus páginas, pero son más bien apuntes y dibujos al margen más que viñetas de un cómic tradicional. De hecho casi no tiene viñetas. Pero eso no significa que la autora pierda ritmo en absoluto. Pese a ser un diario mantiene un formato muy ameno donde mezcla texto con imágenes y se convierte así en una lectura muy fluida.

Durante cerca de doscientas páginas Stevenson narra su vida en la etapa de crecimiento personal más importante desde los 19 años, cuando empezaba sus estudios de arte, hasta los 27 años. Todo ello contando su vida de manera resumida pero repleta de detalles de su vida, fotos y pensamientos propios. Es un ejercicio de narración que trata sobre la madurez. Sobre cómo va cambiando la percepción de uno mismo a lo largo de los años, como afecta la mirada externa, la aceptación de la sexualidad. Temas complicados de los que Stevenson consigue hablar con sinceridad y de manera abierta, relatando su experiencia de manera que prácticamente cualquiera puede hacer paralelismos con la suya propia y empatizar en algún punto.

Todo el relato está repleto de chistes personales, de guiños para ella misma sobre sus vivencias que el lector no tiene por qué entender, pero dan una sensación de proximidad hacia la autora que de otro modo sería difícil de representar. Está repleto de humor aunque a la vez es… triste. Es un relato plagado de tristeza, no de una manera tan dura o cruda como el manga Mi experiencia lesbiana con la soledad de Kabi Nagata, pero hay un poso en todo el cómic de tristeza y pesar. Porque la vida de Noelle Stevenson pese a estar plagada de éxitos no ha sido fácil. La independencia, el aislamiento, la vida laboral, la lucha contra sus propias creencias religiosas o su propia sexualidad la llevaron a tener serios problemas de salud mental que la acompañaron a pesar de sus éxitos. Utiliza para hablar de ello dos metáforas que funcionan muy bien: En primer lugar la del fuego interior que todos llevamos dentro  que puede consumirnos o puede hacernos más fuertes y en segundo lugar el agujero que representa el vacío interior. A veces se intenta llenar con cosas de fuera, pero al final cada uno es responsable de sí mismo.

Es fácil de entender su narrativa y lo que quiere transmitir. Al estar contado en primera persona, desde su propio punto de vista como un diario personal y cambiando a veces a una segunda persona para discutir sobre los problemas de salud mental, consigue hacerlo fluido y que los lectores empaticen con ella. Es una fórmula que funciona y que hace que los lectores “intimen” con la autora de forma inmediata al empezar el relato.

El dibujo es muy distinto al que acostumbra a usar. En este cómic sus ilustraciones suelen acompañar una página en escala de grises, con retazos de rojo para resaltar detalles como el fuego, un tono muy diferente al estilo colorido y alegre que tiene en otras obras como Leñadoras. Las imágenes quedan sueltas en las páginas casi, como decíamos al principio, como si fueran los dibujos hechos al margen de un cuaderno. Se dibuja muchas veces a sí misma como una figura pequeña, con textos diminutos, en una gran página. Un reflejo claro de los sentimientos hacia sí mismo de la autora y de cómo se sentía y de las dudas que la asaltaban. Realmente da la sensación que esas representaciones de sí misma son como retazos de su propia consciencia susurrando.

También representa un cambio en su estilo de dibujo, un avance a medida que el diario va avanzando en el tiempo. A veces cuadriculada y pequeña, otras veces alegre y conforme con su aspecto, su retrato y de quienes le rodean se ajusta muy bien a lo que quiere contar o el sentimiento que quiere transmitir. En esta obra la autora no solo se descubre a sí misma, sino que también consigue la forma de contar su historia de manera eficaz.

Este es un diario si, pero a quien busque detalles íntimos o morbosos sobre la autora no los encontrará. Stevenson sabe que contar y como contarlo, es por ello que muchas veces deja caer retazos, como una relación que no salió bien en cierto momento de su vida, pero no da ningún dato más sobre lo ocurrido. Es parte de la privacidad del autor decidir que contar o que no en su propia biografía, pero es posible que a algún lector se le quede corto. Igual que, probablemente, quien no siga el trabajo y los pasos de Noelle Stevenson este diario sobre su proceso de madurez no le aporte gran cosa.

El fuego nunca se apaga es un retrato de los buenos y malos momentos de la autora a medida que madura. Se centra en la idea de que hay un sentimiento en su interior que no sabe cómo expresar. Este diario es un espejo para que otras personas puedan mirarse, verse representadas en él y quizás poder canalizar esos sentimientos en común con la autora. Algo que quizás no ocurra con todos los lectores, pero que es un gran motivo para darle una oportunidad.  

Título: El Fuego Nunca Se Apaga
Guion: Noelle Stevenson
Dibujo y color: Noelle Stevenson
Edición Nacional: Astiberri
Formato: Cartoné, 208 páginas
Precio: 19€