Se cancela la participación de Frank Miller en un festival de cómic por una polémica en redes

Si hay algo que ha potenciado las redes sociales, y la interacción con circuitos del mundo del cómic a los que antes no teníamos tanto acceso, es el hecho de enterarnos de polémicas que en otras épocas habrían pasado inadvertidas por mucha gente. Como cualquier forma de arte, los cómics están sujetos a un tiempo de creación y un momento de lectura. Es decir, una vez el cómic sale a la venta genera reacciones de todo tipo. Y lo mismo ocurre con la organización de eventos, en este caso, relacionados con el cómic.

Hace casi un año hablábamos de la problemática relación autor-obra y sobre lo que ocurre cuando algunes autores adquieren actitudes violentas, tránsfobas o incluso delictivas. Una problemática que no tiene fácil solución y que, como todo, depende de cada persona. Dentro del problema que supone la relación autor-obra, y las polémicas en torno a algunos temas, suele mezclarse también lo que ha terminado denominándose la cultura de la cancelación.

Inicialmente, este movimiento retiraba el apoyo (moral y/o económico) como consumidores a personas, marcas o entidades con opiniones o posturas ideológicas repudiables. Con la fuerza de las redes sociales, esto evolucionó en una forma de manifestación y presión desde las redes. El problema de esta “cultura” es que algunos individuos no sólo retiran el apoyo moral y económico a artistas/editoriales/eventos de cómic, en el caso que nos compete en este texto, sino que atacan a quienes continúan apoyando a quienes se ha “cancelado”.

El presente artículo está escrito por una persona que no comparte las ideas de la “cancelación” tal y como se entiende hoy en día, pero sí de las consecuencias de los actos de cada une. Es decir, teniendo la información acerca de un tema, una obra, un hecho, un evento, cada une tiene que hacer su propio balance personal y decidir si quiere seguir apoyando o no a esa entidad, persona, obra. Algo que ya se comentó en profundidad en el artículo antes señalado.

 

Dicho todo esto, el pasado 27 de julio la cuenta de twitter de ShortBox publicó unas declaraciones de por qué este año no iban a estar presentes en el festival de cómic Thought Bubble. Algo que pronto prendió la mecha en redes. Para quienes no conozcan ShortBox es una editorial que funciona mediante crowfunding. Cada proyecto se organiza por cajas, y dentro lleva cinco cómics de autorías variadas. La creadora, y responsable, de ShortBox es Zainab Akhtar, premiada dibujante, editora, escritora y crítico. Akhtar lanzó el siguiente mensaje desde la cuenta de twitter de la editorial:

Siento informaros que ShortBox y yo no asistiremos al festival Thought Bubble este noviembre. Contaban conmigo como invitada en 2020, fecha que tuvo que ser retrasada hasta este año. Me hacía mucha ilusión asistir, representar a mis autores y compartir nuestros libros con los lectores tras casi dos años sin convenciones. Sin embargo, como orgullosa mujer musulmana, no puedo en conciencia asistir a un festival que cree apropiado invitar y dar voz a Frank Miller, una persona que es responsable de la propagación del abominable odio hacia los musulmanes, específicamente a través de sus obras. La intolerancia anti-musulmana es repugnante y condenable sin embargo está tan profundamente arraigada, tan ampliamente aceptada por la sociedad que ni siquiera se le da una consideración superficial, como se evidencia una vez más en esta situación. No puedo comprender cómo, una y otra vez, los festivales y las comunidades dentro de los cómics defienden los valores relacionados con la inclusión, la diversidad, que “los cómics son para todos”, tolerancia cero con el odio, pero toda esa palabrería se evapora cuando se les pide que promulguen esos mismos valores.

Ese mismo día añadió:

Para mayor claridad: me comuniqué por primera vez con Thought Bubble sobre esto, en privado, hace 8 semanas. Después de discutirlo, se me aseguró que se tomarían medidas. Esta semana se me ha comunicado que soy la pérdida aceptable: repercusiones en mi carrera/ingresos sobre las repercusiones en la de ellos.

Thought Bubble es uno de los festivales de cómic más importantes de Reino Unido. Se celebra durante una semana entera en Yorkshire, y termina con una convención gigantesca en Harrogate durante dos días. La organización del evento, según su web, dice que usamos nuestra semana del festival para promover el poder de los cómics. Creemos que pueden inspirar, educar y unir a la gente como no otro medio es capaz. Si hace mucho que eres un fan del arte del cómic, o nunca has cogido una novela gráfica, encontrarás algo para ti. Por lo que se entiende del segundo mensaje de Akhtar, la organización entendió que preferían que ella, y su editorial, no asistieran a retirar la invitación a Frank Miller, con quien tenían aseguradas muchas más ventas en las entradas.

Por si fuera necesario situar al autor, Miller es un guionista, dibujante de cómics y cineasta estadounidense conocido mundialmente por obras como The Dark Knight Returns, Sin City o 300. Pero, ¿de dónde proviene la animadversión de Akhtar por el autor? Tras el ataque a las Torres Gemelas en 2001, Miller creó una obra llamada Holy Terror, Terror Sagrado (Norma, 2012) cuyo contenido, según distintos estudios*, era claramente islamófobo. Aunque la obra se anunció en 2006, no fue hasta 2011 cuando salió a la venta. Tras su publicación, muchos autores la criticaron porque originalmente se suponía que el enemigo iba a ser el grupo terrorista Al-Qaeda, pero en el producto final se presentaba al Islam como enemigo del protagonista.

Tiempo después, Miller comentaba en una entrevista que sus obras siempre reflejan el momento personal en que las ha creado. En relación a esa obra, en esa misma entrevista, comentaba también que ni la leía mucho, ni la tenía muy en cuenta, pero que se notaba la ira que sentía en el momento en que la creó. Además de apuntar que no podía eliminar parte de su bibliografía, pero que no sería capaz de hacer una obra como Holy Terror otra vez.

El 28 de julio, sólo un día después de viralizarse los mensajes en twitter de Akhtar, la cuenta del festival emitió el siguiente comunicado:

Durante los últimos catorce años, Thought Bubble se ha convertido en una increíble comunidad de creadores de cómics y fans a quienes amamos, en quien confiamos y a quien respetamos. Os hemos decepcionado, y en nuestro compromiso de mantener Thought Bubble como un espacio seguro para todos, nos hemos quedado cortos. Existimos para compartir esta forma de arte y sus mundos con la gente. Si algún individuo, grupo o comunidad se siente incómodo o excluido de nuestro programa, entonces hemos fallado. Sabemos que muchos estáis decepcionados con nosotros y habéis estado esperando un comentario sobre esto antes. Lamentamos nuestro silencio mientras intentábamos solucionar este problema. Frank Miller no asistirá a Thought Bubble.

Lo sentimos profundamente, especialmente por aquellos a quienes deberíamos defender más. Esperamos que nos podáis dar la oportunidad de mejorar esto y os agradecemos que nos hayáis hecho responsables. Sabemos que aún hay más que discutir y responderemos a aquellos que se han puesto en contacto con nosotros, esperamos que podáis tener paciencia con nosotros mientras hacemos esto. No os defraudaremos de nuevo.

Menos de una hora más tarde, la cuenta de Thought Bubble añadía:

Hemos estado leyendo comentarios dirigidos a Zainab Akhtar. Estamos devastados y disgustados al ver tanto odio. Esto es culpa nuestra, nosotros nos equivocamos, por favor dirigid vuestro enfado a nosotros. Lo sentimos muchísimo.

Así como originalmente gran parte de las redes se volcaron con Akhtar, cuando el festival decidió rescindir la invitación a Miller sus seguidores se volcaron en hacer lo contrario. Empiezan así a mezclarse temas y aparecen las eternas discusiones que comentábamos al principio de este artículo: la relación autor-obra y la cultura de la cancelación. Por un lado, encontramos la problemática de Holy Terror. Aunque para Miller haya pasado el tiempo, y según sus palabras, esa obra ya no le represente, esto no elimina el daño que la obra haya podido hacer. Tampoco elimina el daño sufrido por lectores o afectados por la misma. Sin embargo, Miller sí ha mostrado cierto arrepentimiento por el tema de esa obra.

Como comentábamos en el artículo, y el propio Miller en la entrevista enlazada antes, las obras se adhieren a un momento concreto de la vida del autor. Y es inseparable, representa al autor en esa época. Por otro lado, el movimiento de denuncia en redes por parte de Akhtar consiguió que el festival finalmente rescindiera la invitación a Miller. Muchos comentaron que esto era cultura de la cancelación, y atacaron la cuenta de Akhtar.

Lo primero que hay que destacar de todo esto es la actitud de la organización del festival. Akhtar se puso en contacto con ellos ocho semanas antes y tomaron una decisión basándose en temas económicos. Perdían más dinero si no iba Miller que si no iba Akhtar. Tras la viralización del tweet de ésta, deciden cambiar de rumbo por completo. Probablemente por la misma razón, les hace más daño económico esta polémica que el rescindir la invitación a Miller. La discusión en redes se volcó en antagonizar autores, y se polarizó hasta el extremo mezclando los temas antes mencionados. ¿Tenía la situación fácil arreglo? Obviamente no. Por un lado, nadie puede negar el dolor sentido por la comunidad musulmana por la obra de Miller. Por otro, el autor está sufriendo consecuencias económicas por una obra que, según él, ya no le representa.

El 28 de julio, Akhtar denunciaba en redes ataques racistas a su cuenta por parte de la extrema derecha. Y dejaba claro que ella le había hecho el trabajo sucio al festival, quienes tendrían que haber tenido en cuenta todo esto desde el principio. Obviamente, a la extrema derecha y sus discursos de odio no les interesa lo más mínimo el arte. Los cómics, las películas o cualquier otra expresión artística es una excusa como cualquier otra para desplegar sus ataques. Miller, por su parte, no se ha pronunciado en redes en ningún momento respecto a este tema. Por lo menos, hasta el momento. Obviamente, ShortBox y Akhtar no han cambiado su posición respecto al festival. Y no asistirán al evento.

No debemos olvidar que Thought Bubble es un evento al que se accede mediante el pago de distintas entradas. Su actitud respecto a toda esta polémica ha ido siempre de la mano del beneficio económico. No dudamos que cada trabajador tendrá una opinión relacionada con este tema, pero la línea de acción seguida por el festival muestra la opinión de los organizadores. Es curioso que, en su propia web, haya una sección para hacerse voluntario en el festival. Un trabajo que, creemos, debería ser remunerado por mucho que nos gusten los cómics. 

Como siempre, la polémica estalló en redes y también morirá en ellas. Discusiones interminables que en muchos casos sólo han polarizado más a la gente, y que volverán a surgir en cuanto ocurra esto de nuevo con otros protagonistas. Seguirá habiendo obras, autores y eventos cuyas acciones terminen en polémica. Cada caso es distinto y, siempre que no haya delitos de por medio, la solución es complicada ya que es imposible contentar a todo el mundo. Ante estos temas cada uno decide cómo actuar: comprar o no una obra, apoyar económicamente o no a autores, ir o no a eventos teniendo en cuenta que no sólo irán a estos las personas afectadas por la polémica…

Pero si algo debemos aprender, y recordar cada vez que ocurren estas cosas, es que todo el mundo tiene derecho a expresarse respecto a cualquier tema. Pero opinar en voz alta, o en redes, comprende que haya una reacción por parte de terceros. En Sala de Peligro no toleramos, ni toleraremos, actitudes denigrantes por parte de ningún autor o autora, ni de ninguno de sus fans, hacia ninguna persona o colectivo. Es por ello que, en este caso, denunciamos públicamente los mensajes de odio recibidos por Akhtar en redes. Y os instamos a ser empáticos en vuestra forma de dar vuestra opinión en redes.

 

*Artículos académicos que tratan la islamofobia en la obra de Frank Miller

Holy Terror!: Islamophobia and Intermediality in Frank Miller’s Graphic Novel de Frank Mehring.

Holy Terror, Batman! Frank Miller’s Dark Knight and the Superhero as Hardboiled Terrorist de Daniele Croci.