Ghost Money, el cómic con el que Smolderen y Bertail se atreven a explicar como funciona el mundo

El dinero es el que mueve el mundo. El resto, son idealismos románticos admirables, pero poco certeros. Es lo único que explica todos los conflictos sociales y políticos que se dan y se han dado a nivel histórico. Es capaz de dar poder y de arrebatarlo con la misma facilidad. Es fácil hacerlo desaparecer, pero muy duro conseguirlo. Pasa de manos antes de que nadie se dé cuenta. Dicta nuestro día a día puestos sin esos papeles impresos no se hace nada. Pero también es lo que determina las decisiones que toma cualquier persona. Gente muere todos los días por su culpa. Y, a costa de eso, da muchas alegrías a otros cuantos. No tiene leyes y su concentración es lo que hace que seas alguien. Es la religión y lo que manda.

Nada nuevo bajo el sol. Pero lo que sí lo es el que haya obras que estén dispuestas a cuestionar cuáles son las relaciones unidas por el sucio parné de una forma aguerrida, aunque sea a través de capas de ficción.

Ghost Money transporta al lector al Londres de 2028. Lindsay es rescatada por una millonaria con la que no tardará en establecer una amistad. Sin embargo, todo parece indicar que su salvadora está relacionada con una serie de atentados (herederos del 11S) que acontecen en distintas partes del mundo. Todo ello la pondrá en peligro, puesto que distintos peligros las acechan, y detonará una escala de violencia. Pero sus conflictos internos son igual o más problemáticos.

Smolderen  es un autor que ha tocado distintos palos, pero su trayectoria no podría estar más alejada de esta obra. El autor presenta un guion que, a pesar de poseer grandilocuencia y una necesidad de plasmar la decadencia moral de occidente, logra hacerlo sin cinismos, pesimismos ni maniqueísmos. Parece que está más centrado en contar un thriller con un objetivo descriptivo. Eso no quiere decir que no sea crítico y no tome partido. Pero es un cómic que, afortunadamente, no quiere decir al lector qué es lo que tiene que pensar.

De hecho, consigue que se entienda todos los puntos de vista y coloca al lector en posiciones morales totalmente complicadas para las que las generalizaciones o ideas de blanco o negro no tienen cabida. Todo ello lo realiza sin equidistancias, mostrando y, en ocasiones, condenando el mundo de los privilegiados, construido sobre el dolor y la sangre ajena.

Parece que ha tomado como referente el cine de James Bond en su exotismo de los escenarios impresionantes en distintas partes del globo. Pero mezclado con la verdad que se respira en novelas de John le Carré, aunque con un aspecto menos sobrio y más espectacular. Se aprecia claramente de donde bebe, pero también que se ha tratado de tener una impronta muy personal, tanto en lo que se cuenta como en cómo se cuenta.

El guion, de algún modo, plantea qué pasa cuando la rabia popular y de las víctimas consigue darle la vuelta a los estatus de unos y de otros. Alcanza tener un gran pulso dramático y no guarda pocas sorpresas. Tiene un tono de género de espías, pero contado desde una perspectiva de ciencia ficción. Toma una serie de decisiones de gran inteligencia y es desafiante en la medida en la que no da ideas fáciles de digerir tanto anímica como intelectualmente. Pero, ignorando cualquier consideración de índole ideológica, es un cómic muy sólido que atrapa al lector contando una historia a un gran ritmo.

Encontrar un proyecto como Ghost Money no es nada sencillo. Puede que no termine de ser del todo perfecto, pero la misión de lo que busca contar es faraónica. Puede que las ideas que plantea no sean particularmente revolucionarias (o incluso pueden parecer tibias) pero, dadas las circunstancias, conviene escucharlas. Es una lectura nacida de una profunda reflexión y que invita al lector a darle vueltas. Y una demostración de como las abstracciones ficcionales pueden contar más verdad que los siempre sesgados servicios informativos.

El arte de Bertail destaca por su versatilidad, combinando distintos estilos y adaptándose a distintos géneros dramáticos, así como a entornos completamente distintos. Brilla particularmente en esas páginas dobles dedicadas a la presentación de escenarios muy imaginativos. Se nota una minuciosidad y unas capacidades creativas y detallistas muy palpables. También es alguien ducho para las escenas de acción y consigue otorgar a los personajes de mucha personalidad con pocos trazos, aunque no parece su punto fuerte.

Opta por hacer un uso de colores muy vivos y luminosos, casi de la limpieza de las historias de ciencia ficción. Resulta un trabajo que hace una aproximación artística con una paleta lejos de lo esperable y que no da la sensación de que sea la adecuada para el tono de la historia que se busca contar. Pero, a pesar de todo lo dicho, funciona a las mil maravillas.

El tomo de Norma Editorial recopila los cinco volúmenes que componen esta obra en una notable edición.

Ghost Money es una de las explicaciones más elocuentes de la situación socio-política a gran escala de este mundo corrupto en el que, por fortuna o por desgracia, ha tocado vivir. Una pieza comprometida con una visión tan clara que resulta sorprendente lo poco polémica que ha sido. Un trabajo que se atreve a estudiar ciertas dicotomías sin caer en discursos fáciles o populistas. Y, sobre todo, una lectura que incita a ver más allá de las noticias a una generación que no es capaz de pasar del titular. Y, precisamente, por eso es conveniente tomarse un tiempo y leer esta obra. Es más fácil que mañana estalle una guerra a que el lector salga indiferente de ella.

Título: Ghost Money
Guión: Somlderen
Dibujo y color: Bertail
Edición Nacional: Norma Editorial
Edición original: Dargaud
Formato:   Tomo cartoné de 320 páginas a color
Precio: 39.95 €