El Lovecraft más aventurero vuelve al tebeo

Aunque existen muchas versiones de la obra inmortal de Howard Phillips Lovecraft (Providence, 1890-1937), pocas se han acercado al llamado Ciclo Onírico, una colección de cuentos largos y cortos que suceden en las llamadas Tierras del Sueño, una dimensión alternativa a la que solo se pude acceder soñando y cuyos caminos y ciudades suelen ser olvidados al despertar. En Dreamland se encuentran ciudades maravillosas como la ciudad de los gatos Ulthar, la selvática Hlanith, la mágica Celephaïs, soñada por su monarca Kuranes, y otras grandes urbes ricas y comerciales como Inganok, Dylath-Leen, Sarkomand, Barhana, Utnar Vehi, Thorabon o Lelag-Leng. Muchas de estos parajes fantásticos son visitados por el aventurero y experto soñador Randolph Carter en su camino para llegar a Kadath, la ciudad desde donde podrá abistar donde habitan los dioses del sueño, en el libro La búsqueda onírica de la ignota Kadath, escrita en 1927 (y publicada en 1943). Se podría hacer una extensa guía de viaje de todas las ciudades fantásticas que Carter visita en su búsqueda de Kadath y sus incontables maravillas.

Vinculada a Los Mitos de Cthulhu, aquí aparece, y es bastante activo, Nyarlathotep, el Caos Reptante. La búsqueda onírica de la ignota Kadath ya había sido llevada al cómic con desigual resultado en la poco memorable versión de I.N.J. Culbard que Norma Editorial publicó en 2017 en nuestro país. Culbard también había realizado otra adaptación de Lovecraft vinculada ligeramente con el Ciclo Onírico, El caso de Charles Dexter Ward (Norma, 2016). Han tenido que venir tres autores españoles, de Mallorca, para ser exactos, para tener una de las versiones más trepidantes y aventureras de uno de los libros míticos del maldito escritor de Providence. Guiados por el guion y la planificación de viñetas de Florentino Flórez, los dibujantes Guillermo Sanna y Jacques Salomon han convertido a Lovecraft en Edgar Rice Burroughs o Robert E. Howard, pues el espíritu aventurero de este Randolph Carter está más cercano a sus héroes pulp como John Carter de Marte o Salomon Kane.

Aunque nació en Avilés, el teórico y autor Florentino Flórez Fernández está ligado al colectivo El Wendigo y es profesor de Ilustración, Diseño Gráfico y Teoría de la Imagen en la Escuela Superior de Diseño de las Islas Baleares. Flórez ha escrito muchos libros y artículos sobre el medio habiendo sido nominado al Eisner dos veces, la última por el libro Ditko unleashed sobre el famoso creador de Spiderman o Doctor Extraño. Personalmente, desconocía su carrera como guionista, pero en H.P. Lovecraft: Kadath, editada con mimo por Diábolo, se encarga incluso de la planificación de páginas para que los dibujantes Guillermo Sanna y Jacques Salomon se explayan a gusto con dibujos de mundos imposibles y seres horripilantes. Sanna (Palma de Mallorca, 1976) es un viejo conocido de Sala de Peligro por tratarse de uno de los muchos autores españoles que han encontrado su mercado en Norteamérica trabajando principalmente para Marvel, donde ha dibujado cómics de Masacre, Luke Cage o la miniserie de Bullseye. Tras su colaboración con El Torres en Camisa de Fuerza (Dibbuks, 2017 / Karras, 2021). Kadath es su celebrado retorno al mercado nacional. De Jacques Salomon, también de Palma, no sabemos gran cosa porque H.P. Lovecraft: Kadath es su primer cómic editado. Lo que está claro es que ya se ha convertido en un autor a seguir porque se convierte en el mejor aliado de todo un autor de Marvel realizando unas páginas espectaculares, como la aparición de los gigantes guardianes de los dioses con cabeza de lobos.

H.P. Lovecraft: Kadath es un cómic realizado a dos manos. Sanna y Salomon dibujan sus paginas por separado intentando mimetizarse para que el salto de estilo no sea molesto. Uno de los dos utiliza tramas, dándole al cómic un punto más noir, pero el otro es más robusto en la tinta, acercándolo más al cómic de terror clásico de la EC. Estos detalles no molestan, es todo lo contrario: le dan una viveza a la historia planteándola como una Tierra de Sueños cambiante, mutable, como la esencia onírica. Uno de los grandes aciertos del trío autoral es haber acercado a la literatura de Lovecraft a la misma génesis de la industria del cómic. Como estamos hablando de soñadores, nada mejor que recurrir al más famoso soñador de la historia del cómic, Little Nemo, creado por Windsor McCay en 1905. Carter comienza todas sus aventuras soñando como Nemo, con Sanna y Salomon imitando el estilo del inmortal autor de Michigan.

Se puede discutir algunas soluciones adaptativas que Florentino Flórez ha aplicado al relato principal, como cambiarle el sexo a un personaje para que haya una escena de amor. Aunque si lo pensamos bien, ésta también podría ser una idea fantástica al tratarse de un personaje masculino que se convierte en femenino quitándose la barba, como si el género no importara en un mundo onírico donde cualquiera puede transitar de hombre a mujer y viceversa. Otra decisión acertada es darle a Carter un compañero durante gran parte del viaje, un gatete negro de Ultath. Con el diálogo desaparece los eternos globos de texto cuadrado del narrador convirtiendo la lectura en algo mucho más ágil y más cercano a la aventura de terror. La voz del narrador aparece en los momentos más introspectivos del final, con Carter llegando solo a su objetivo final.

Aunque H.P. Lovecraft: Kadath no se trate de la mejor adaptación de Lovecraft en cómic, si que está colocada entre las más notables, realizada con amor para todos aquellos fans del autor de Providence, entre los que me incluyo, pero también para los fans del cómic de terror y aventuras. Una de las grandes virtudes de este Kadath es la gran imaginación de Sanna y Salomon para reproducir de manera asquerosa, entiéndase como un cumplido, todos los seres inmundos que acechan peligrosamente al viajero infatigable y experto soñador Randolph Carter.