Palabra de editor 29 – Editores Under Pressure

Palabra de Editor es la columna de opinión de Pedro F. Medina (@Studio_Kat), Editor Jefe, responsable de licencias y redes sociales de Fandogamia (@Fandogamia) y periodista con una faceta nada oculta de showman en los eventos de cómic y manga.

Escribo estas líneas con serio peligro, azotado por el viento, dentro de mi caseta en la Fira de l’Edició Independent de Valencia. Un certamen con muy buenas intenciones (que los libros de editoriales pequeñajas tengan visibilidad y raspen ventas) pero con una localización peliaguda. Estamos al lado del mar, en La Marina del puerto. Si doy cinco pasos desde mi stand acabo en el agua, junto a algún Giant Days que ya es pasto de los peces. El bochorno de la mañana del viernes dio paso a las lluvias de barro intermitentes del sábado, sucedidas por el huracán del domingo. Es muy probable que el número de ejemplares deteriorados sea superior al número de ejemplares vendidos; en cualquier caso, ninguno de los dos ha sido muy alto. Ahora entiendo por qué Astiberri lo edita todo en tapa dura: cartoné y bayeta, las mejores aliadas del editor a la intemperie.

“Es difícil vender una Novela Gráfica cuando tienes la boca llena de barro” (Guillermo Morales, Grafito Editorial).

Este es el primer evento al que acudimos con stand desde hace año y medio, y nos ha costado lo nuestro. Ya no recordábamos cómo cargar el coche, el software del inventario para cobrar por tarjeta estaba desactualizado, la lista de nuestros tebeos estaba incompleta porque no habíamos anotado los títulos de los últimos dieciocho meses y por poco nos dejamos el cambio. No hay nada más horrible que intentar encontrar monedas de 50 céntimos un sábado a las diez de la mañana. Ahora mismo son las cuatro y media de la tarde, y aunque el evento está programado para clausurar a las nueve cada vez que pestañeo otra caseta ha huido de las inclemencias del tiempo, dejando atrás un leve rastro de cartones y mesas vacías. Alguno ha robado los manteles, que ya hay que ser cutre. Yo tengo una máxima: de perdidos al río. Si has venido a una feria hay que aguantar hasta el final, vaya bien o vaya mal. La capitanía no abandona el barco. ¿Qué es eso de ir guardando discretamente los tebeos en cajas, dejando uno encima de la mesa? ¿Crees que no nos damos cuenta? HÚNDETE COMO TODOS LOS DEMÁS.

 

De verdad que lo de vender tebeos por ahí se lo dejaría a los libreros, firmo con quien quiera, porque es un trajín tremebundo que nos quita tiempo para editar más tebeos… si me prometen que van a mover mi fondo de catálogo. De lo poco que he vendido (no os voy a engañar) este fin de semana, prácticamente todo han sido títulos con meses a sus espaldas. Heavy Vinyl. Emociones explicadas con tíos mazados. MonsterXMonster (decir que este lleva meses es un eufemismo, porque lo que lleva es AÑOS). Ha venido algún fan que quería completar colecciones. Algún lector que nos reencontraba desde el Salón del Cómic de Valencia, allá por febrero de 2019. No ha habido NADIE que se acercara a nuestra caseta sin conocernos previamente. Todos mencionaban nuestra web, nuestro Twitter, otras obras. Han preguntado por el nuevo de Kabi Nagata, pero como somos gente de bien que respeta las fechas de lanzamiento lo tenemos en el almacén hasta el día 1 de julio (mejor para vosotros, así se han mojado menos).

“Cuando crees que un editor no te puede sorprender, va y organiza una carrera de cómics para ver cual se vuela antes” (Ricardo Rodríguez, Greyskull Comics).

La cosa es que estas ferias generalistas nos vienen mal. Hemos venido para echar un capote a l’Associació d’Editorials del País Valencià, que ha organizado este certamen por primera vez, pero sé que aquí no está nuestra gente. Me pego unas matadas importantes en redes sociales para que quien acuda a un Japan Weekend sepa de antemano quienes somos y qué tenemos, pero aquí el público es tremendamente casual o no-lector de cómics. En realidad, esa es nuestra desventaja: en Fandogamia publicamos tebeos para gente que lee tebeos, o que como mínimo ya ha tenido un acercamiento a través del transmedia. Un manga que va sobre librerías de manga es algo que interesa a quien lee mangas; preferiblemente, muchos mangas. Lo mismo pasa con los cómics de Doctor Who o John Wick, que son libros orientados a quienes conocen los productos audiovisuales originales. Así que en una feria del libro normal y corriente nos solemos comer los torraos, independientemente de que una borrasca nos espante a la clientela. Y encima no tenemos libro infantil, que ya es la estacada definitiva (estamos en ello, estamos en ello). Eso sí, cuando vamos a una feria de cómic nos ponemos las botas. Cuestión de públicos: a la gente que nos compra le debe gustar pagar entrada.

Después de tantos años recorriendo el país y parte del extranjero para mover nuestras ediciones nos las hemos visto de todos los colores, pero esta Fira me ha traído recuerdos de Vietnam. Para nosotros, Vietnam es Chibisland. Mucho se ha escrito desde aquel febrero de 2009 en el pretendido I Salón del Manga de Mallorca, pero la historia merece ser recordada para que no vuelva a ocurrir. La noche del 5 de febrero, pocas horas antes de abrir al público, una tremenda tormenta arrasó la isla y el Palma Arena (ESE Palma Arena) donde se iba a celebrar el evento. Aún recuerdo a un amigo llamándome por teléfono nada más aterrizar: “oye, que venid si podéis, pero que se ha inundado todo”. Aquello era un desastre. El agua había hecho de las suyas en los stands, porque estaban ubicados en una especie de terraza con una cobertura que no había podido hacer nada contra el clima desatado. Miles de euros de material destrozado. La asociación organizadora salió por patas y nunca más se supo de ellos.

Y entre el caos… surgió más caos. Varias empresas expositoras que querían seguir adelante con el evento se arrejuntaron con las asociaciones y los stands no comerciales para reubicarse en la cafetería del recinto. Os ahorraré los nombres de los principales promotores de esta intentona, aunque la info está en Internet y si rebuscas puedes ver que siguen en activo haciendo otras cosas, ¿publicando manga, quizá? Finalmente, el evento abrió durante unas pocas horas la tarde del viernes, lo que permitió recuperar los gastos del viaje, porque los parroquianos estaban ávidos (por no decir DESESPERADOS) de consumir manga. Al día siguiente hubo rifirrafe porque una librería, que había vendido entradas anticipadas para el evento, estaba dispuesta a devolver el dinero a los clientes… pero estos Nuevos Organizadores habían ido recogiendo entradas para admitir el paso hasta ese momento, y todo se complicó. Algunos quisieron obligar a los propietarios de la cafetería a firmar un documento por el cual nos cedieran el uso del espacio, pero aquello había sido un favor off the record por echar un cable, yo creo que no sabían siquiera que se estaba cobrando entrada. Y había que entender que quien estaba vendiendo tickets ahora NO ERAN LOS ORGANIZADORES ORIGINALES DEL EVENTO. Sobre el papel no había nada. Muy chungo todo. Hubo gritos. A mí no me dices lo que tengo que hacer. Esos billetes ya eran míos. Apareció la Policía. Al final acabamos todos de patitas en la calle y dedicamos los dos días siguientes a hacer turismo. Aquello hubiera sido una hermosa lucha sindicalista de proletarios contra el poder y los elementos que narrar a nuestros hijos si no fuera porque llevábamos gorros de Pikachu y porque había bastante mangante intentando sacar tajada. Bueno, como en cualquier lucha sindicalista. ¡Impactrueno y revolución!

“He visto editores echarse siestas más allá de las puertas del Veles e Vents” (Nowevolution y Nou Editorial).

 

Levanto la vista y han cerrado todas las casetas a nuestro alrededor. Estamos pensando si anudar al stand unas lonas y montar una suerte de globo que nos lleve de regreso al almacén. ¡Veinticuatro kilómetros no pueden ser tantos, y tenemos viento a favor! Por si no volvemos a encontrarnos: tengan cuidado ahí fuera.