Salvo imprevistos o las texturas de la soledad

No en toda comunicación siempre se encuentran los elementos necesarios o las condiciones propicias para que pueda llevarse a cabo. El código común entre el emisor y el receptor, el canal utilizado, la predisposición del receptor… Cualquier fallo en el proceso acaba dejando esa acción de transmisión inconclusa. Y no comunicar, más en una sociedad como la nuestra en que prima el sentimiento de colectividad y la pertenencia a un grupo, puede tener mil implicaciones a diferentes niveles que pasan por el aislamiento, la incomprensión, la indiferencia, la exclusión o la soledad. Ahora bien, más allá de la comunicación verbal y sin palabras de por medio, las acciones, comportamientos y actos físicos son en sí una forma de comunicación y una fuente de información para el entorno más inmediato. Un síntoma, una llamada de atención, incluso.

Lorena Canottiere presenta en Salvo imprevistos (Liana editorial, 2021) cuatro relatos de cotidianidad articulados desde diferentes actos de comunicativos que emergen del ámbito íntimo, convergen en el plano colectivo y derivan en soledades y vacíos personales tan individuales como universales. Esta historia coral consta de cuatro tramas imbricadas sustancialmente entre sí y protagonizadas por sendos personajes tan dispares como pueden llegar a ser una inteligencia artificial domótica capaz de satisfacer todas las necesidades del hogar (prima hermana de esa otra que todos tenéis en mente y que es capaz de buscarte una receta o ponerte banda sonora); una adolescente absorta en esa prolongación de su ser que es la pantalla del móvil; un joven que podría erigirse como modelo ideal de la incidencia de los tiempos precarios en aquellas generaciones sobradamente preparadas a las que les ha pillado una crisis y que ve como de repente aparece la oportunidad laboral de su vida, en la que por fin se reconocen sus años de formación y especialización; y la escritora neozelandesa Katherine Mansfield (sobresaliente en el género de la novela corta y el cuento breve) convertida en personaje en una suerte de recreación de episodios biográficos de evocación de su infancia y sentimiento por la pérdida de su hermano.

Salvo imprevistos fue incluido en la selección oficial de títulos que optaron al Premio Artémisia 2021. Se trata de un galardón instaurado por la Association Artémisia, creada en 2007 con el fin de poner el acento sobre el cómic de factura femenina, valorando los trabajos de las autoras desde el reconocimiento de sus contribuciones al medio y contribuyendo a su visibilidad y promoción. Tanto la asociación como los premios llevan el nombre de Artemisia Gentileschi, la pintora italiana del siglo XVII que fue la primera mujer en ser admitida en la Accademia delle arti del disegno de Florencia. La fundadora de la Association Artémisia es una de las pioneras y veteranas en el movimiento feminista del cómic en Francia y en Europa: Chantal Montellier. Sus trabajos, concebidos desde una activa militancia política y una marcada denuncia social de la inclusión, están vinculados a la prensa política y a revistas como Ah! Nana, Metal Hurlant o Charlie Hebdo. Cabe comentar que estos premios que concede la Association Artémisia son bien conocidos por la historietista italiana Lorena Canottiere, pues ya en 2018 se alzó con el Grand Prix Artémisia gracias a Verdad (Liana editorial, 2020), una ficción histórica de excepcional cadencia rítmica, un relato sensorial ambientado en la Guerra Civil Española en torno a una búsqueda interior al que ya se hizo referencia en el artículo Top 100 Cómics del 2020 – #10-1 o en esa semblanza de cómics sobre la Guerra Civil Española que preparó Iria Ros Piñeiro.

Precisamente, aunque pueda pensarse que este Salvo imprevistos es el segundo tebeo de Canottiere que se publica en España tras ese Verdad, lo cierto es que es el tercero. En 2012 la editorial Diábolo sacó en un volumen recopilatorio las tiras de Personitas, una serie de humor en viñetas surgida del blog Ça pousse.
Varias son las décadas que Lorena Canottiere lleva trabajando en el medio. Además de esos trabajos que han visto la luz en nuestros país, la firma y creaciones de la historietista e ilustradora de Turín han aparecido en diversas publicaciones periódicas italianas de cómic como el suplemento infantil del diario Corriere della Sera (Corrierino), la revista infantil ANIMALs, la colección Schizzo presenta del Centro Fumetto Andrea Pazienza (más concretamente el número 13, con la historieta Rimskij Fornaio, junto a Marco Bosonetto) o Terre di Mezzo. También ha trabajado como ilustradora para editoriales como Giunti, Fabbri, Mondadori o Rizzoni.

Esos cuatro personajes de Salvo imprevistos, de temporalidades, concepciones y tiempos dispares, se presentan erráticos en un mundo con unos códigos muy precisos. Los lectores ejercemos de meros espectadores, asistimos a sus conversaciones o nos colamos en su mente accediendo a aquellos pensamientos (o su equivalente si hablamos de inteligencias artificiales) que les inquietan para dar cuenta de la magnitud y connotaciones de ese permanente estado de observación de Rocio, ese total aislamiento familiar sin mediar palabra y refugio en su terminal móvil de Marzia, ese intentar hacer comprender al resto por qué algo es tan importante para uno mismo de Liam o esa continua interpelación de Katherine a alguien que no puede responder porque hace tiempo que falleció. Sus comentarios, bien sean hacia la galería o para sí, y actos nos llevan a comprender y a empatizar. Sus silencios y percepciones, a sentir. El guion ha incorporado referencias visuales y textuales pertenecientes a la cultura popular, a la literatura y a la música que contribuyen a armar el significado global de una narración que transiciona de un relato a otro.

Como ya sucediera en Verdad, si hay un elemento sustancial en Salvo imprevistos es, sin duda, el color. La paleta de colores primarios y secundarios, su tratamiento y la utilización que de ellos hace Canottiere con propósitos narrativos son fundamentales en la concepción del cómic. Aportan ritmo, identifican relatos, participan en la composición de páginas y viñetas, dotan de texturas, imprimen sentimientos, crean ambientes, potencian los planos escogidos, construyen todo tipo de escenarios, evocan la belleza de la naturaleza y cuantifican las distancias abismales que se interponen entre esos cuatro protagonistas y el resto de seres que giran a su alrededor.
Mención especial, por cierto, al detalle técnico de la cubierta gracias al que contamos con los cuatro protagonistas principales en ella.

El trazo de Canottiere, de gran soltura, tan lleno de vida y vehículo de emociones, sustenta un cómic que ofrece una interesante reflexión sobre la construcción identitaria individual, la manera en que pertenecemos a un entorno, la forma en que nos integramos en el colectivo y qué perciben de nosotros quienes nos rodean. Al igual que Mansfield en su breve pero destacadísima obra capta a la perfección las sutilezas de los comportamientos del ser humano, la historietista italiana lo hace también pero sirviéndose de las herramientas del lenguaje del medio.

Título: Salvo imprevistos
Guion, dibujo y color: Lorena Canottiere
Traducción: Marta Tutone
Edición Nacional: Liana editorial
Edición original: Oblomov Edizioni (Salvo imprevisti)
Formato: Rústica de 216 páginas.
Precio: 23 €