Palabra de Editor 18 – Qué lista eres

Palabra de Editor es la columna de opinión de Pedro F. Medina (@Studio_Kat), Editor Jefe, responsable de licencias y redes sociales de Fandogamia (@Fandogamia) y periodista con una faceta nada oculta de showman en los eventos de cómic y manga.

Han pasado ya unas semanas desde que salieron los Esenciales del segundo semestre 2020, pero después de haberme leído casi todos los títulos de esta última edición (en la tienda me colé, los billetes me dejé, tapa dura para todos, viva el cartoné) tengo algo que decir.
*se sube al escenario, carraspea la garganta*
-LA LISTA DE LOS ESENCIALES ES TAN NECESARIA COMO INSUFICIENTE.
*el micrófono pita, la audiencia se queda sorda*
-HOY TOCAN PALOS PARA TODOS.
*se ajusta bien la máscara de wrestler y se lanza al público*

Para quienes no controlen el tema, los Esenciales son una selección semestral de obras destacadas por la ACDComic (Asociación de Críticos y Divulgadores de Cómic). El resultado es una lista de treinta novedades y cinco reediciones: 25 de esas obras son las más votadas por todos los socios, y una Comisión escoge los diez últimos cómics que forman parte del plantel. A efectos prácticos lo que queda es una lista de prescripción, una guía de recomendaciones de tebeos publicados en España los últimos seis meses, y así lo manifiestan en su web: <<esta selección se presenta como una herramienta para lectores, bibliotecas, librerías y cualquier otra institución o colectivo cultural>>. Ojo, son tebeazos todos, cada uno a su manera. No se cuela ninguno que digas que es flojo o no brilla por sí mismo. Pero cada vez que se publica una nueva lista hay jarana y levantamientos en armas. ¿Por qué? Fácil: como en cualquier lista, hay quienes entran y hay quienes se quedan fuera. Solo setenta cómics son los elegidos de entre los 2846 que se publicaron en 2020. Los Esenciales escuecen en este sector tan endeble por tres motivos fundamentales, aparte de que te digan que no das la talla, quién te crees que eres tú para juzgarme, cómo que no sale ninguno de los tebeos que yo me leo, cada vez que Paco saca un tebeo ya tenemos un puesto menos para repartirnos entre los demás. Mucho listo para tan poca lista. En fin, decíamos, tres motivos que vale la pena mencionar.

Primer punto, sienta cátedra. Suena potente. Es categórica. ESENCIALES. Dice la RAE en su segunda acepción de la palabra: <<adj. Sustancial, principal, notable>>. El diccionario de Google (Oxford Languages) va un poco más allá: <<Que es importante y necesario, de tal forma que no se puede prescindir de ello>>. Cuando uno escucha aquello de “Los 100 libros que te tienes que leer antes de espicharla”, “los 40 principales”, “el Top 5 de videojuegos de pegarse fuerte” ya le suena a manido, es lo que siempre se dice de cualquier cosa, pero ¿ESENCIALES? Hostias, no sé a ti, pero a mí me impone. Aunque esto es una mera cuestión de nomenclatura, casi podría quedarse en una anécdota, si no fuera porque…

Segundo punto, alcanza una repercusión importante. Incluso cuando se habla mal de ella se dispersa. Claro que cada personita/medio/blog hace sus propios rankings (lo mejor del año, qué hay que leer sí o sí, lo que más me gusta, esto es lo que he comprado, llámalo como quieras) pero los Esenciales tienen además ese poder que le confiere la agrupación, la masa. Hablamos de ochenta y tres (83) (en realidad solo he contado a los miembros que salen en su web, podrían ser más o menos, pero como número ya es lo bastante grande) divulgadores/as, críticos/as, especialistas en cómic que dicen a una ESTO ES LO BUENO y LO PUEDES COMPRAR AHORA MISMO. Siendo justos, no, realmente no lo dicen, pero para el resto de mortales que leen y/o sienten la bofetada les parece que, no hay otra, está claro que lo dicen. No se llaman LOS ESENCIALES por nada, ¿qué quieres? Y esta lista se comparte mucho, solo mirando en Twitter veo compartiendo la selección a bibliotecas, asociaciones, librerías, editoriales, RTVE. Es muy difícil identificar el impacto real de aparecer destacado en ella y cómo se llega a traducir eso en lecturas o ventas, pero su objetivo es recomendar lo que se compre en una casa, un instituto, un punto de lectura de barrio. De alguna manera, recibir esta mención es constatar un hecho: eres, sin duda, uno de los cómics más mencionados y mejor valorados por los miembros de la Asociación que los presenta. Esto es de lo que se habla (aquí). Esto es tendencia (para nosotros). Y cito a Jonatan Sark, librero de La Sombra: las listas dicen más de quién las hace -y muchas veces de por qué las hace- que de lo que aparece en ellas. Tus listas te definen, tú no decides el tema de las listas. Es de elogiar todo el trabajo de recopilación y análisis por parte de tantos expertos en tebeos, pero al fin y al cabo es una opinión particular con un criterio particular. ¿No? Entonces, ¿por qué tiene tanto peso esta lista en concreto, si se trata del parecer de una asociación concreta?

Tercer punto, que cimenta los anteriores: no hay más listas con tanta gente detrás. ¿Qué otras con este trabajo grupal tenemos en nuestra “industria”? La única reciente que se me ocurre es la de los 100 Mejores Cómics Españoles De Toda La Historia Forever And Ever que sacó hace poco Rockdelux, pero esa habla de un histórico, no de los tebeos que puedes comprar ahora en la tienda especializada. ¿Acaso tenemos cifras de venta para decir “estos son los cómics más vendidos”? Alguna librería da algún dato basado en su propia caja, pero sabemos que los cómics que se venden en un sitio u otro pueden variar sustancialmente, sin contar con ventas directas. ¿Es que los editores proporcionamos esas cifras, siquiera? Los galardones son otra historia. Sí, una vez al año los libreros de ZonaComic presentan su premio (solo gana uno). Y tenemos el Premio Nacional de Cómic (solo gana uno). Incluso los reconocimientos que otorgan los eventos (cuando había eventos, claro, lo que pasa es que ahora mismo no hay… y cada categoría la ganaba uno). Cuando solo hay un campeón parece que no mancha tanto estar entre “todos los demás”, pero cuando hay setenta la cosa cambia. Fíjate en Japón, la de clasificaciones que tiene para sus producciones: ránkings de venta de por semana-mes-año-desde que existe el manga, los más recomendados por las librerías (preguntando a más de 80 libreros/as como poco), listados de algunas editoriales sobre el mercado en su conjunto, resultados de encuestas a lectores, galardones de empresas relacionadas con el sector, aparte de los premios que conceden algunas editoriales y sin contar con lo que hagan por su cuenta los aficionados y sus comunidades.

Aquí nos faltan listados emitidos por otros entes de calado, grupos, colectivos. También falta armonía en el sector, consenso y más trabajo en equipo, pero tampoco quiero pasarme. Necesitamos más contribuciones de parte de todos los engranajes que participan de la cadena de valor de los cómics, que aporten esos mismos puntos de vista u otros diferentes, que ensalcen los cómics por sus valores artísticos, o por ser innovadores, o por gozar del reconocimiento del pueblo llano, abrir camino a nuevos lectores (o a nuevas carreras profesionales), estar bien editados, vender mucho o, simplemente, por ser muy divertidos.

El problema no lo tienen quienes confeccionan inventarios. Salir en los Esenciales, en cualquier clasificación, es consecuencia del trabajo bien hecho. El objetivo de publicar un cómic no es aparecer en ellos: hasta donde yo sé mi meta es vender mucho y ganar un sueldazo. Claro que viene bien ser mencionado y tener una frase para pegatina en portada, pero quienes editan han de dar lo mejor de sí en todos los casos, igual que quienes escriben, dibujan, rotulan, coordinan, maquetan, promocionan, exhiben. Es cierto que la crítica y las reseñas producen ventas, sobre todo en el momento del lanzamiento de un libro, y que en muchas ocasiones quienes escriben sobre cómic no son conscientes de su alcance y el impulso que proporcionan; y no lo hacen porque en muchísimos casos la comunicación de las editoriales es nefasta, las novedades pasan desapercibidas y los autores y autoras se desesperan porque pasan las semanas y su propia casa no mueve un dedo. Pero la labor de difusión comienza por la editorial: aparecer en el listado no salva una mala gestión ni rescata a un tebeo del abandono, al contrario, es síntoma de buen hacer en todos los apartados, no solo al que compete necesariamente al libro en sí, sino a sus paratextos, a su aura, a su influencia, a su visibilidad y a lo que representa. Y a sus tapas: tener una cubierta bonita y lucir bien en la estantería sí da puntos, me digáis lo que me digáis. Los únicos que no tienen tapa dura de esa lista son los mangas y poco más, aunque esto es plantear otra pregunta que ya no me da tiempo a contestar hoy: ¿qué fue antes, el cartoné o el estatus de obra de culto?