ZX Spectrum: aquellos maravillosos años

Un repaso a la máquina que fue para muchos el primer contacto con los videojuegos.
ZX Spectrum: aquellos maravillosos años
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ZX Spectrum: aquellos maravillosos años

Introducción


Si se le preguntase a un grupo aleatorio de personas de entre 30 y 40 años por el clásico microordenador de 8 bits ZX Spectrum, con total seguridad que muchos nos contarían una serie de vivencias únicas e irrepetibles que mantienen en sus baúles de recuerdos con cariño y cierta nostalgia. Vivencias completamente diferentes, pero a su vez, todas ellas generadas como consecuencia de un artilugio que llegó a ser mucho más que un simple centro de entretenimiento y se convirtió en uno de los símbolos más importantes de ocio en la década de los 80 de nuestro país.

La finalidad de este reportaje es dar un merecido homenaje a un soporte que satisfizo las ansias de todos los amantes de los salones recreativos, animó a toda una generación de entusiastas a iniciarse en el mundo de la informática y lo que es más importante, dio lugar al origen de un gran número de empresas nacionales dedicadas a la creación de videojuegos, empresas míticas de la talla de Dinamic, Opera Soft (transformada en la actual Pyro Studios) y muchas otras de las que hablaremos más adelante, las cuales crearon juegos de tal calibre que llegaron a situar a España como uno de los países europeos más importantes en la creación de videojuegos para ordenadores de 8 bits.

Esto es únicamente una pequeña muestra de lo que significó el ZX Spectrum a nivel nacional que, junto a sus mayores competidores de 8 bits, Amstrad, Msx y Commodore, contribuyó de forma decisiva a que la informática se comenzara a tomar en serio en nuestro país, gracias a su accesible sistema de programación en Basic.

En aquellos años también aparecieron en España las primeras revistas dedicadas al ocio informático, entre las que destacaban la incombustible "Micromanía", que nació en el año 1985 y sigue entre nosotros a día de hoy o la mítica y prestigiosa revista exclusiva para Spectrum "Microhobby", que no sólo daba información sobre videojuegos, sino que también animaba a sus lectores a iniciarse en el mundo de la programación y a la creación de programas y videojuegos por medio de completísimas guías y tutoriales que ofrecía la propia revista. Todo esto y mucho más lo promovió un pequeño ordenador que con tan sólo 48 Kbytes de memoria RAM, fue el gran protagonista del ocio electrónico en la Europa de los años 80.

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Un visionario de la informática doméstica


No podemos comenzar a hablar de la historia del ZX Spectrum sin nombrar a quien fue el creador y principal responsable de su desarrollo, un visionario que con anterioridad a la creación del ordenador que revolucionaría la informática doméstica del Reino Unido, España y gran parte de Europa, ya era conocido en Inglaterra por sus grandes inventos, el señor "Sir Cive Marles Sinclair".

En 1961 fundó la compañía Sinclair Radionics Ltd, lanzando al mercado el Macrovisión, un televisor portátil que fue su producto estrella hasta que un año después, el Sr Sinclair, que en aquel entonces contaba solamente con 22 años, creó lo que significaría la primera calculadora electrónica de bolsillo, que lo encumbró como uno de los inventores más prestigiosos de aquellos años hasta que, una vez llegada la década de los 80, Sinclair sorprendió a propios y extraños revolucionando el mundo de la informática doméstica.

Durante los primeros meses de 1980 lanzó al mercado el ZX80, un microordenador de tan sólo 1 Kbyte de memoria RAM, que sería conocido como el ordenador más pequeño y barato del mundo, así como la semilla de lo que finalmente acabaría convirtiéndose en el ZX Spectrum.

El ZX80 fue lanzado bajo un concepto comercial realmente novedoso y ciertamente arriesgado para la mentalidad de aquellos años. Éste se vendía en forma de kit bajo el lema "construya su propia computadora de forma sencilla y económica", cuando en aquellos momentos las computadoras eran consideradas como artículos desconocidos y complejos para el gran público y únicamente estaban al alcance de muy pocas personas. El kit en cuestión, consistía en una serie de componentes electrónicos económicos que por sólo 90 libras podía comprarse para ser montado sin muchas complicaciones. Un mes después salió a la venta completamente montado y listo para ser usado por 11 libras más, con el fin de que su mercado no se viese limitado a los más manitas de la casa.

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Las novedades más interesantes del ZX80 con respecto a las computadoras tradicionales eran: la conexión del ordenador a cualquier televisor normal y corriente, la utilización de un teclado tipo QWERTY (sensible al tacto) y el uso de un reproductor de cassette para recibir y grabar datos en cintas Standard de audio y, por último, un sistema operativo BASIC integrado de fábrica. Curiosamente, aunque estas novedades se tomaron en consideración con el fin de abaratar costes, marcaron el modelo a seguir por casi todos los modelos de microordenadores de los años 80.

Dentro de sus características técnicas, el ZX80 contaba con una memoria RAM de 1 Kbyte, una memoria ROM de 4 Kb, una capacidad gráfica de 32 columnas por 22 líneas de resolución 64x44 pixeles en blanco y negro y estaba basado en un procesador Z80 a 1 Mhz.

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A pesar de sus limitaciones, el éxito de esta máquina en aquel año fue algo desbordante, vendiendo en sólo 8 meses unas 20.000 unidades, llegando al punto de que Sinclair tuvo la necesidad de subcontratar la producción a dos empresas (Tek Electronics y Timex) para satisfacer la enorme demanda del público.

A finales de ese mismo año, Sinclair creó Sinclair Research Ltd y lanzó el microordenador que sustituiría al ZX80, el ZX81, cuyas novedades básicamente consistían en una mejora del sistema Basic y en optimizaciones del hardware con el fin de evitar un sobrecalentamiento de la máquina, algo habitual en los ZX80 que acababan siendo utilizados sin carcasas para darles una mejor ventilación, lo que unido a un precio todavía más competitivo que el Z80 (50 libras sin montar y 70 con montaje), hizo que el ZX81 tuviese ventas todavía mejores que las del modelo anterior.

Con el tiempo, también fueron apareciendo una serie de elementos para el ZX81 que lo hacían aún más atractivo, entre los que destacaba un chip que ampliaba la memoria del ordenador de 1 Kb a 16 Kb, algo que resultó realmente útil en aquellos años para quienes se iniciaban en el mundillo de la informática.

Todo esto, unido a que en Europa apenas habían competidores en informática doméstica que hiciesen frente al ZX81 y a que sus precios eran como mínimo 4 veces más caros que los del modelo de Sinclair, hicieron que este ordenador vendiese en tan sólo un año de salir al mercado 350.000 unidades. Acababa de comenzar la Edad de Oro de los 8 bits.

Por otro lado, en los EE.UU el viento soplaba por frentes distintos. Allí prácticamente nadie tenía conocimiento de la existencia de estas máquinas y el pastel se lo repartían entre Apple y Commodore con una serie de ordenadores que, a pesar de su elevado precio, contaban con una memoria superior a la de los modelos de Sinclair y eran en color, además el nivel adquisitivo de un estadounidense medio era bastante superior al de un europeo y por tanto, el precio no era un factor decisivo en la elección de una u otra máquina. Todo este cúmulo de circunstancias fueron determinantes para que en los EE.UU los ordenadores de Sinclair nunca llegaran a tener mercado.

Con independencia de esto, Sinclair seguía siendo el líder indiscutible en el mercado Europeo de los microordenadores de 8 bits con su ZX81, aunque la competencia ya asomaba por distintos frentes tratando de subir a un tren que poco a poco comenzaba a disminuir su velocidad. Sus ordenadores seguían mostrándose en un perfecto blanco y negro y sus memorias poco a poco parecían quedarse algo escasas en relación a las de sus competidores. Por si esto fuera poco, la empresa Acorn, su competencia más directa, se unió a la BBC británica con el fin de comercializar un ordenador destinado a la educación en las escuelas, lo que fue determinante para que finalmente Sinclair moviese pieza de nuevo y en la primavera de 1982 sorprendiese con el microordenador de 8 bits más famoso de todos los tiempos, el ZX SPECTRUM.

ZX Spectrum, el nacimiento de un mito

Poco antes de su lanzamiento estuvo a punto de llamarse Sinclair ZX-CC (color computer) con el fin de resaltar una de sus principales características, pero finalmente acabo llamándose ZX Spectrum, palabra derivada del latín que podría traducirse como arco iris o espectro de imágenes. Esto quedó bien plasmado en su diseño gracias a una pegatina establecida en la parte inferior derecha de la carcasa en forma de banda cruzada de diversos colores que acabó siendo una de sus señas más características.

Su fecha de lanzamiento fue el 23 de Abril de 1982 y se presentó al mercado en una versión de 16 Kb a un precio de 125 libras y en otra de 48 Kb a 175 libras, que fue la más demandada. Destacaba principalmente por ser a color y con sonido, por su reducido tamaño, por su atractivo diseño y por su curioso teclado de goma que presentaba palabras compuestas por pulsaciones. Los usuarios encontraron en el ZX Spectrum un instrumento que les ofrecía una serie de prestaciones realmente atractivas con las que se sentían plenamente satisfechos, como era la posibilidad de grabar sus propios programas en cintas de cassettes, usar un interesante número de colores (8 simultáneos para ser exactos) con el fin de crear llamativas pantallas, escuchar música por un altavoz interno o realizar operaciones mucho más complejas que sus predecesores gracias a su procesador Zilog Z80 de 8 bits.

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En aquellos años, cualquier nuevo artilugio o evento que viniese del extranjero no aparecía en nuestro país con la misma rapidez de hoy en día. El ZX Spectrum no fue ninguna excepción y se lanzó en España casi dos años después de su salida en El Reino Unido, corriendo peor suerte los sistemas ZX80 y ZX81 que nunca llegaron a ser distribuidos en nuestro país y sólo los que hicieron uso de la importación pudieron disfrutar de aquellos primeros sistemas, (algo realmente poco habitual en aquellos años por su dificultad de entrada y sus precios desorbitados).

La aparición del primer Spectrum dio al usuario la posibilidad de comenzar a tener contacto con una tecnología que le abría un universo de nuevas e increíbles formas de desarrollar su creatividad. Esto contrastaba con una cultura que hasta aquel momento se encontraba encerrada en unas antiguas ideas ya muy consolidadas, de modo que, aunque había muchos usuarios entusiasmados con este ordenador, la mayoría tuvo que hacer un esfuerzo por cambiar de mentalidad y aprender una nueva forma de jugar, de trabajar y de crear a partir de un aparato que podía conectarse a cualquier televisor.

A pesar de que en su primer año de vida el ZX Spectrum era todavía una máquina bastante desconocida, empresas como Psion no dudaron en iniciarse en la programación de videojuegos, creando joyas como Hungry Horace y Horace Goes Skiing.

Desde 1982 hasta su llegada a nuestro país, comenzaron a gestarse una serie de compañías de entretenimiento que apostaron por el sistema, entre las que destacó la mítica Ultimate liderada por unos jóvenes hermanos Stamper, que al poco tiempo del nacimiento del ZX Spectrum, ya habían realizado juegos de una calidad realmente sorprendente. Pero en líneas generales, las empresas que en aquel entonces vivían de la programación de videojuegos eran prácticamente inexistentes hasta que, en el año 1984, se produjo de manera efectiva el boom del software del entretenimiento.

El ZX Spectrum no fue el único ordenador que movió el mercado europeo en aquellos años, además del ya citado Commodore 64, también nacieron otros de la mano de Amstrad y de Sony, con el fin de hacerse con un trozo de tan apetitoso pastel y todos ellos llevaron la voz cantante de la informática de los 8 bits en la década de los 80. De modo que, hablar del Spectrum no es sólo hablar de un ordenador, sino del cambio de mentalidad de una sociedad que por fin tenía acceso a la informática y de la creación de una emergente industria de consumo que daría trabajo a muchísimas personas.

Malos momentos para Sinclair

A partir 1984 la industria del ocio electrónico en Europa comenzó a crecer de manera exponencial. Las empresas dedicadas al software del entretenimiento se multiplicaban y el número de consumidores era cada vez mayor, sin embargo, para la empresa de Sinclair no todo era de color de rosa. Ese mismo año, para hacer frente a los nuevos formatos de la competencia, que utilizaban disquetes estándar como soporte de almacenamiento, sacó al mercado el Microdrive, que era una unidad que leía cartuchos de cinta específicos de mayor capacidad y rapidez que una cinta convencional. Lamentablemente, estos periféricos no llegaron a tener el éxito deseado y quedaron caducos al poco tiempo de ser lanzados mientras que los ofrecidos por sus competidores crecían rápidamente.

El 12 de enero de 1984 Sinclair presentó el QL, un ordenador profesional que presumía de contar con un microprocesador de 32 bits, un potente Motorola a 7,5 Mhz. Salió al mercado a un precio de 399 libras, un precio bastante asequible para lo que el propio ordenador ofrecía, con el fin de introducirse en un sector que por ahora se le resistía, el de la informática profesional. Pero el proyecto que se antojaba como el más ambicioso de su carrera acabó siendo el mayor fracaso de su trayectoria profesional. Desgraciadamente sus ventas tampoco fueron las esperadas.

Fueron muchas las razones por las que el QL nunca llegó a ser del agrado del público, algunas de ellas determinantes para su declive. En primer lugar, cometió el grave error de utilizar microdrive en vez de disquetera como soporte de almacenamiento, formato que a pesar de ser más económico, fallaba mucho más y además era más lento. Por otro lado, el ordenador tan sólo utilizaba parte de la potencia de su procesador, pues pudiendo haberse sacado un rendimiento de varios megas, únicamente permitía direccionar un máximo de 640 Kb. Por último, hubo un considerable retraso en las entregas iniciales debido a un error detectado antes de salir a la venta y para más inri, una vez en la calle, los usuarios comenzaron a detectar diversos defectos que incluso afectaban a la propia rom, lo que provocó la tremenda indignación de sus compradores.

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Las últimas esperanzas de Sinclair "ZX Spectrum + y ZX Spectrum 128"

En vistas del fracaso obtenido al intentar introducirse en la informática profesional, Sinclair decidió volver a retomar la informática doméstica y potenciar el ZX Spectrum, ordenador que tantas alegrías le había dado, mediante una revisión que consistía en un lavado de cara que dejaba intacta su estructura interna. Por un lado, realizó una sustitución del frágil teclado de goma por otro que denominó "semiprofesional", más cómodo y resistente. Y por otro lado, implementó un botón "reset" en el lateral inferior izquierdo que hacía mucho más cómodo para el usuario reiniciar los frecuentes cuelgues de la máquina.. A este nuevo ordenador le llamó ZX Spectrum +.

En España las ventas del ZX Spectrum + funcionaron realmente bien y se convirtió en la máquina más deseada por niños y adolescentes de nuestro país. A todo ello contribuyó la gran avalancha de juegos que tanto a nivel nacional como internacional comenzaron a surgir en su año de lanzamiento, aunque la mayoría de estos títulos tenían una calidad ciertamente discutible, lo que motivó el incremento incontrolado de una piratería que nació principalmente por la negativa de los consumidores a pagar por juegos que, con algunas excepciones, en la mayoría de los casos eran mediocres.

Ante esta situación, las empresas desarrolladoras comenzaron a tomar parte con el fin de dar solución al problema, invirtiendo y esforzándose por realizar juegos originales y de tal nivel que lograsen llamar la atención del usuario. La respuesta final fue realmente positiva y la aceptación del público ante dichos programas logró incrementar las ventas de software de entretenimiento y motivó el nacimiento de compañías de renombre como la propia Activision.

Entre los juegos más destacados de los años 1983 y 1984 podríamos destacar todos los publicados por Ultimate: Jetpac, Pssst, Tranz Am, Cookie, Lunar Jetman, Atic Atac, Underwurlde, Knight Lore o el mítico Sabre Wulf, que fue el juego más vendido de la historia del Spectrum. Y por parte del resto de compañías: Fred (indescomp), Harrier Attack y Scuba Dive (Durell), Horace and the Spiders y Match Point (Psion), Penetrador (Beam Software), Stop the Express (Hudson Soft), Manic Miner y Jet Set Willy (Matthew Smith), Automania y Pijamarama (Mikro Gen) Babaliba (Dinamic), Boulder Dash (First Star Software), Bruce Lee (Datasoft), Daley Thompson´s Decathlon (Ocean), Kokotoni Wilf (Elite) o Trashman (New Generation Software) entre muchos otros

Como hemos dicho antes, la aceptación del ZX Spectrum + en nuestro país fue realmente buena, sin embargo, a nivel global no dio los resultados esperados. En el Reino Unido, que es donde Sinclair tenía su mayor mercado, seguía vendiéndose mucho más el modelo de las teclas de goma debido a que en esencia se trataba del mismo ordenador a un precio de venta inferior. A comienzos de 1985 se produjo una bajada en el precio del ZX Spectrum +, pero éste siguió sin despegar del todo, lo que unido a los costes de desarrollo del nuevo invento de Sinclair, el malogrado coche eléctrico C5, llevó a su compañía al borde de una crisis financiera, que fue evitada momentáneamente gracias a un contrato con Dixons que le permitió vender la friolera cantidad de 1 millón de Spectrums.

Con cierto desahogo, Sinclair decidió finalmente fabricar un nuevo modelo de Spectrum que significaría la verdadera evolución del sistema, el ZX Spectrum 128, proyecto que curiosamente fue encargado a la empresa española Investrónica, que lo lanzó al mercado tres meses antes en España que en el Reino Unido, concretamente en noviembre de 1985. Este modelo, a pesar de tener una apariencia idéntica a la del modelo anterior, contaba con una memoria RAM por encima de los 64 Kb, con un teclado numérico anexo pero independiente y con un editor de textos integrado en el sistema operativo, aunque en la versión inglesa se eliminaron tanto el teclado numérico como el editor de textos y para el manejo del sistema operativo se introdujo un conjunto de menús (que fueron mantenidos en los siguientes modelos). Pese a todos los cambios, el ordenador mantenía bastante compatibilidad con el hardware periférico de los modelos 48 Kb y es más, cuando los juegos eran ejecutados en el modo 128 Kb, se podían disponer de las mejoras de éste último, como cargar todas las fases en la memoria RAM, músicas digitalizadas, etc.

El Spectrum 128 Kb era el último baluarte de un Sinclair cada vez más desesperado pero, desgraciadamente, tampoco este ordenador dio los frutos esperados. A pesar de ser el sueño de muchos jóvenes y de que se trataba de un ordenador mucho más potente que su predecesor, la rápida evolución de la informática doméstica impidió que tuviese la misma acogida que la de sus hermanos mayores.

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Esta situación no frenó en absoluto las ventas de juegos para Spectrum, sino todo lo contrario, durante los años 1985 y 1986 las empresas de software del entretenimiento estaban en pleno desarrollo y crecían con rapidez, lanzándose gran cantidad de títulos que brillaban con luz propia e incluso llegaron a asentar las bases de algunos géneros que conocemos a día de hoy.

Concretamente, en nuestro país comenzaron a formarse empresas de gran nivel como Dinamic, Ópera, Topo o Zigurat que, junto a una serie de inspirados programadores freelance, dieron toda una lección de profesionalidad a las compañías de software del resto de Europa e hicieron que España fuese durante la década de los 80 el segundo país más importante para los 8 bits, sólo por detrás del Reino Unido. Y con ello tuvo lugar la denominada Edad de Oro del Software español.

Entre los juegos más representativos de éstas empresas españolas podríamos citar los siguientes; por parte de Dinamic: "Camelot Warriors, Profanation, Sgrizam, la saga Phantomas, Freddy Hardest, Dustin, El Capitán Trueno, Army Moves, Navy Moves o el sorprendente Fernando Martín Basket Master entre muchos de sus grandes títulos". Por parte de Topo Soft: "Las Tres Luces de Glaurung (todavía sin el sello de topo), Spirits, Survivor, Desperado, Emilio Butragueño, Viaje al Centro de la Tierra o los internacionales Mad Mix Game y Gremlings 2". Por otro lado, la experimentada Opera Soft nos sorprendió con títulos como: "Livingstone Supongo, Ulises, Goody o la joya del software español, La Abadía del Crimen". Y por último, no podemos olvidar las magníficas contribuciones por parte de Zigurat, también conocida como Made in Spain, con obras de gran profesionalidad y buen hacer. "La Pulga, El Misterio del Nilo, Humphrey o la magnífica obra creada por un genial Paco Menéndez, Sir Fred", son pruebas fehacientes del gran trabajo llevado a cabo por esta mítica compañía.

Amstrad, el último recurso

La buena salud comercial de los ordenadores de 8 bits unida a la complicada situación financiera de Sinclair Research Ltd. animó a Alan Sugar, creador de la empresa Amstrad, a comprar la compañía de Sinclair que, muy a su pesar, no tuvo más opción que vender. Con esta jugada, el Sr Sugar, archienemigo declarado de Sinclair en la lucha por el liderazgo en venta de ordenadores de 8 bits, se hizo con el 60% de todo el mercado británico de microordenadores.

Tras la venta de la compañía a Amstrad en 1986, ésta anunció la creación de dos nuevos modelos de Spectrum, El Spectrum 128 + 2 y el + 3, cuyas principales virtudes eran las siguientes; contar con teclados realmente robustos, procesadores Z80 a 8 MHz (el doble del modelo anterior), la incorporación de nuevos chips de vídeo y audio y unidades de almacenamiento integrada en ambos modelos, una casetera para el modelo + 2 y una unidad de disco para el + 3. Al poco tiempo también salió a la venta un nuevo modelo llamado + 2 A/B que básicamente era el mismo que el + 2 pero con características del + 3, que aunque no llevaba el interface de disco, si que contaba con el + 3 BASIC.

El Spectrum + 2 salió al mercado a un precio realmente competitivo, obteniendo unas ventas mucho mayores que las del + 3, que no llegó a contar con el apoyo de muchas compañías de software, lo que unido a su elevado precio lo dejaron en un segundo plano. Sin embargo, no todo fue un camino de rosas pues, en aquellos días, también surgieron dos grandes monstruos con unas capacidades técnicas asombrosas que llegaron a eclipsar al resto de los microordenadores del mercado; El Commodore Amiga 500 y el Atari 1040 ST, que además salieron a la venta a unos precios de lo más ajustados para todo lo que ofrecían y fueron todo un caramelo para los amantes de los videojuegos.

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A pesar de todo, durante los últimos años de reinado de los 8 bits, el Spectrum siguió viviendo una época gloriosa en lo que a software de entretenimiento se refiere, con importantes juegos como Head Over Heels, Match Day 2, Target Renegade o La Espada Sagrada entre muchos otros títulos que hicieron frente incluso a las máquinas recreativas más populares de aquellos años, con conversiones tan solventes como las de Commando, Pang, Bubble Booble, R-Type, Flying Shark, Rainbow Islands y un largo etc, además de crearse juegos de sobresaliente calidad y originalidad que con el tiempo han llegado a ser consideradas obras maestras como el anteriormente citado La Abadía del Crimen.

Todo siguió viento en popa hasta que, a comienzos de la década de los noventa, con la inevitable llegada de las consolas de 16 bits y con la entrada del PC a muchos hogares, los microordenadores de 8 bits fueron poco a poco quedando en el olvido. Ante esta inevitable situación, entre los años 1991 y 1992, Amstrad decidió retirar todos los modelos Spectrum del mercado, dando cierre a una inigualable década dorada en la que se asentaron las bases del ocio digital y en la que los programadores de videojuegos dieron lecciones de cómo aprovechar las características de unos limitados microordenadores para realizar verdaderas obras maestras.

El Spectrum contraataca

Curiosamente, durante estos últimos años estamos reviviendo una especie de moda retro, en la que tanto el ocio electrónico como la música o el cine, nos recuerda que cualquier tiempo pasado no es que fuese mejor, pero sí tan bueno como para no permitir que quede en el olvido y así, después de casi 30 años, el ZX Spectrum y muchos otros soportes retro siguen vivos gracias a multitud de emuladores, remakes y páginas de subastas que nos permiten recuperar aquellas reliquias que tiempo atrás dejamos olvidadas pero que, a día de hoy, despiertan en nuestro interior esa vena nostálgica que nos obliga a recuperarlas con el fin de hacernos retroceder a unos años en los que no vivíamos tan deprisa y permitíamos que el tiempo se detuviese una vez poníamos en nuestro teclado la palabra mágica: Load "" ENTER.

Sin ir más lejos, 2009 ha sido un año realmente fructífero para el Spectrum gracias a la aparición de una gran cantidad de títulos que, sin ningún ánimo de lucro, han programado verdaderos apasionados de aquellos años. Entre dichas creaciones podemos citar Banger Management, un juego estilo Lemmings simple pero adictivo, King´s Valley, un remake del famoso juego programado por Konami en 1985 y otros muchos, entre los que cabe destacar la extraordinaria creación de Karoshi Corporation encabezada por Jon Cortázar: "La Corona Encantada", una verdadera declaración de amor a la Edad de Oro del Software Español que tiene la particularidad de contar con la colaboración del mítico dibujante Alfonso Azpiri, de quien también ha salido publicado recientemente un excelente libro ilustrado llamado Spectrum, que incluye todos sus trabajos realizados para el software español……..pero para contar todo esto y mucho más, deberéis esperar a que dediquemos un artículo exclusivo al software español en el que La Corona Encantada será la carta de presentación y hará la función de máquina del tiempo para rememorar la trayectoria de aquellas compañías españolas de videojuegos que nacieron en los años más productivos del entretenimiento digital patrio.

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Sólo me resta desearos que hayáis disfrutado leyendo este reportaje tanto como yo redactándolo y que los más veteranos en este mundillo hayan esbozado al menos una sonrisa recordando aquellos años en los que la originalidad se anteponía a la espectacularidad y un palitroque moviéndose de lado a lado de la pantalla salvando píxeles ejercía un poder de influencia sobre nosotros tan grande, que a menudo olvidábamos que nuestro cuerpo también debía alimentarse y… ¡ejem! realizar ciertas necesidades fisiológicas.

¡¡¡Gracias por vuestra paciencia y hasta el próximo viaje!!!

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