Un reciente estudio publicado en Nature ha sacado a la luz un inquietante mecanismo por el cual la fructosa, un azúcar presente tanto en frutas como en productos ultraprocesados, podría favorecer el crecimiento de tumores. Investigadores de la Universidad de Washington en Saint Louis descubrieron que, aunque las células tumorales no metabolizan la fructosa directamente, esta es transformada por el hígado en lípidos inflamatorios que alimentan la proliferación del cáncer.
El papel clave del hígado en el proceso
El proceso es sorprendente: mientras que las células cancerosas utilizan la glucosa con facilidad, carecen de las enzimas necesarias para procesar la fructosa. Sin embargo, el hígado sí puede metabolizarla y convertirla en lisofosfatidilcolinas (LPC), unos lípidos que circulan por el torrente sanguíneo y llegan a los tumores, estimulando su crecimiento. Durante los experimentos con ratones y peces cebra, los investigadores observaron cómo una dieta rica en fructosa duplicaba, e incluso triplicaba, la velocidad de crecimiento de los tumores, sin alterar significativamente el peso o los niveles de insulina de los animales.
Un hallazgo con grandes implicaciones
Gary Patti, líder del estudio, destacó la magnitud del hallazgo: “Nos sorprendió ver un impacto tan drástico. Comer mucha fructosa era claramente perjudicial para la progresión de los tumores”. El estudio también subraya que la fructosa natural presente en frutas no representa el mismo riesgo. El problema surge con el consumo excesivo de jarabe de maíz de alta fructosa, común en bebidas azucaradas, bollería y otros alimentos ultraprocesados que dominan la dieta moderna.
El hígado: intermediario en el desarrollo de tumores
El vínculo entre la alimentación y el cáncer no es nuevo, pero esta investigación ofrece un nuevo enfoque: el papel del hígado como intermediario en el proceso. El Dr. Alejo Efeyan, del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), explicó que este trabajo demuestra “cómo el metabolismo de órganos normales, como el hígado, puede nutrir indirectamente a los tumores”. Esto refuerza la necesidad de considerar la relación entre el cáncer y el entorno metabólico del organismo, más allá de las células tumorales.

Los resultados son claros: limitar el consumo de fructosa añadida podría ser crucial para la prevención y el tratamiento del cáncer. Expertos recomiendan priorizar los alimentos naturales y evitar productos ultraprocesados, especialmente aquellos con edulcorantes artificiales. Mientras tanto, este estudio abre la puerta a futuras terapias enfocadas en interrumpir el papel del hígado en la conversión de la fructosa, ofreciendo una esperanza para quienes luchan contra esta enfermedad.