Elon Musk lo ha vuelto a hacer. El empresario que un día promete colonizar Marte y al siguiente agita los cimientos del sistema financiero, ha decidido ahora meterse de lleno en política. Bajo el lema de "devolver la libertad a los estadounidenses", ha anunciado la creación de America Party, un nuevo partido que busca romper con el eterno bipartidismo estadounidense. Un movimiento que no sólo apunta contra el statu quo, sino también contra Donald Trump, con quien hasta hace nada mantenía una relación cordial y que ahora podría convertirse en su rival directo en las urnas.
El gurú de Tesla, Dan Ives, carga contra el nuevo partido de Elon Musk: "Es justo lo que el mundo no necesita"
La puesta en escena, como era previsible, se hizo a través de X —la red social que dirige— con una encuesta a sus seguidores. Más de 78 millones de votos y un 65% de apoyo bastaron para que Musk diera por validado su salto al terreno político. Sin debates, sin congresos ni convenciones. Solo una encuesta viral y el respaldo de su audiencia.
Desde la Casa Blanca, la reacción no tardó en llegar. El actual presidente calificó la idea de "ridícula" y aseguró que los terceros partidos "solo crean confusión". "Nunca han funcionado", dijo desde el Air Force One, tratando de restar importancia al anuncio. Sin embargo, el impacto va más allá de la política. Musk se embarca en esta nueva aventura justo cuando sus empresas atraviesan momentos críticos. Tesla acaba de presentar su robotaxi, su proyecto estrella para los próximos años, y los inversores no ocultan su inquietud.
"Este no es el momento para distracciones", afirma Dan Ives, analista de Wedbush y gurú de Tesla, quien advierte que este tipo de movimientos políticos generan más incertidumbre que ilusión entre los accionistas.
La reacción del mercado refleja ese nerviosismo. Aunque Ives mantiene su optimismo con un precio objetivo de 500 dólares por acción, el consenso de Bloomberg lo rebaja a 298 dólares, por debajo del valor actual. Menos de la mitad de los expertos recomienda comprar, y las previsiones para 2025 apuntan a una caída del beneficio por acción del 15% y una bajada del margen de beneficio al 6,5%.
Tesla, mientras tanto, ha empezado a comercializar sus robotaxis en Austin con la promesa de revolucionar la movilidad. Pero la realidad es tozuda: el 85% del beneficio sigue dependiendo del negocio tradicional de vehículos eléctricos. Y las ventas, en lugar de crecer, cayeron un 13,5% en el último trimestre. Musk sueña con el futuro, pero el presente aún le exige cuentas.