Jason Momoa es un actor de éxito ahora mismo, y quizás una de las caras más conocidas del Hollywood actual, pero como él ha confirmado en una interesante entrevista recogida por medios como ComicBook, no ha sido un camino de rosas. El protagonista de Juego de tronos y Aquaman, así como de otras muchas series y proyectos de gran calibre, lo pasó realmente mal tras su primer gran papel en la serie de HBO basada en las novelas de fantasía de Geroge R.R. Martin. No lo llamaban, no se le ofrecían roles interesantes y las facturas llegaban a agobiarlo permanentemente.
"Casi nos morimos de hambre"
"Quiero decir, nos moríamos de hambre después de Juego de tronos", confiesa Momoa a InStyle, portal que ha tenido la suerte de entrevistar al actor. "No pude conseguir ningún trabajo. La verdad, se trata de una profesión muy desafiante cuando tienes bebés y estás completamente endeudado", remarcaba. De hecho, Momoa decidió poner su familia como prioridad y contempló muchas profesiones y salidas laborales para permitir criar a sus hijas. Su carrera estaba en segundo lugar, pues primero era padre y esposo y luego, actor. En cualquier caso, pese a que el éxito sí le acabó llegando tras la producción de HBO en la que interpretaba a Khal Drogo, el bestial y peligroso dothraki, continuó con algunas sequías profesionales entre papel y papel.
"Ya me pasó con el remake de Vigilantes de la playa. La serie terminó en 2001, y aunque quería dedicarme a la actuación, y me mudé a Los Ángeles, no encontré lo que esperaba. Lo pasé mal, ni siquiera pude conseguir un agente durante tres o cuatro años", comenta. Pero cuando Zack Snyder lo eligió para ser Aquaman en sus adaptaciones de los cómics de DC, todo cambió. Eso lo llevó a ser parte vital en la cinta en solitario, el mayor taquillazo de Warner y DC Cómics, y de ahí, de nuevo al estrellato. Será una de las caras más conocidas en Dune y su futuro parece prometedor. "Definitivamente soy un producto de dos mundos muy opuestos", explicaba Momoa en relación a su vida en Hawai y Los Ángeles. "Fui siempre un bicho raro, me daban buenas palizas en el instituto", añade. "Solo por ser un poco diferente, fue una etapa un tanto retorcida. Quiero decir, estuve usando zapatos de Birkenstocks durante toda la escuela secundaria y fue como, '¡Eres un bicho raro!' Sin embargo, después de todo el trabajo duro y tras muchos años, ¿quién se rió el último?", concluía.
