En las últimas semanas, varias ciudades de España han registrado un preocupante aumento en la presencia de ratas en espacios públicos y privados. Desde Las Palmas de Gran Canaria hasta Santander y Barcelona, los roedores han dejado de ser habitantes invisibles de las alcantarillas para convertirse en una molestia a plena luz del día. Las obras en el alcantarillado y los cambios en la gestión de residuos parecen haber contribuido a su proliferación, según expertos en control de plagas.
Un enemigo invisible que ahora es visible
Las ratas han convivido con la humanidad durante siglos, pero su presencia se vuelve alarmante cuando empiezan a ser visibles con frecuencia. "Si las ves, es que tienes un problema", explican desde la empresa de control de plagas SEDESA, según recoge El Mundo. Las estimaciones apuntan a que en España hay casi 20 millones de ratas, una cifra que ha aumentado debido a la expansión de las ciudades y al crecimiento de sus redes de alcantarillado. Ciudades como Bilbao reportan tres ratas por cada diez habitantes, un fenómeno que también se observa en capitales europeas como Londres o París.
Riesgo sanitario: más que un problema de imagen
Las ratas no solo representan un inconveniente estético o de salubridad urbana; son un verdadero riesgo para la salud pública. La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que estos animales son portadores de más de 400 enfermedades humanas, incluidas la peste bubónica y el tifus. Un estudio en Nueva York encontró miles de parásitos y hasta 18 virus desconocidos en ratas urbanas. "Privarlas de agua y alimento es más efectivo que los raticidas", asegura Ignacio Santamarta, experto en control de plagas.
Superratas: una amenaza evolutiva
Uno de los mayores desafíos en la lucha contra las ratas es su capacidad para adaptarse rápidamente a los venenos. Investigaciones recientes en Barcelona han revelado que muchas ratas presentan mutaciones genéticas que las hacen resistentes a los rodenticidas anticoagulantes. Estas "superratas" evolucionan rápidamente, lo que dificulta su erradicación. El uso de rodenticidas ha generado polémica por sus efectos negativos en el medio ambiente y en otras especies animales.
Como alternativa, algunos países están explorando métodos menos agresivos, como las trampas tradicionales y el uso de perros especializados. Nueva Zelanda, por ejemplo, ha lanzado un ambicioso plan para erradicar todas las ratas del país antes de 2050 mediante trampas y cebos envenenados. Aunque los resultados aún están por verse, esta estrategia podría inspirar a otras naciones a adoptar medidas más drásticas contra estas plagas.
A pesar de los esfuerzos por controlar la población de ratas, los expertos coinciden en que es imposible eliminarlas por completo. La clave está en reducir su acceso a alimentos y refugios, así como en implementar estrategias de control más inteligentes y sostenibles. Mientras tanto, las ciudades deberán seguir enfrentando este desafío, que va más allá de la higiene urbana y afecta directamente a la salud y la seguridad de sus habitantes.