El reciente hallazgo en las Islas Canarias ha marcado un hito importante en el campo de la arqueología y la historia religiosa de la región. Los restos de la iglesia del convento franciscano de San Buenaventura, ubicados en Betancuria, Fuerteventura, han sido identificados como los más antiguos hasta la fecha, datando desde principios del siglo XV. Este descubrimiento ha sido posible gracias al meticuloso trabajo de Tibicena, Arqueología y Patrimonio, que ha llevado a cabo una serie de excavaciones que revelaron los muros originales de la estructura, preservados desde 1413. La relevancia de este hallazgo no solo radica en su antigüedad sino también en lo que revela sobre las primeras misiones conventuales en Canarias y su evolución a lo largo de los siglos.
Primeros días post-conquista de las Canarias
La datación de los muros ha sido confirmada mediante análisis en laboratorios de Barcelona y Polonia, lo cual no solo valida la antigüedad del sitio sino también la autenticidad del material utilizado en la construcción original, como la cal que selló los muros. Marco Antonio Moreno, director de las excavaciones, ha destacado en una nota la importancia de estos restos, que ofrecen una ventana única a los primeros días post-conquista de las Canarias. Este proyecto, que comenzó en 2018 con el apoyo de la Dirección General de Patrimonio Cultural, ha permitido desentrañar gradualmente los secretos de un sitio que inicialmente parecía no ofrecer mucho, pero que ahora promete cambiar nuestra comprensión de la historia local.
Restos humanos
La excavación ha revelado no solo la estructura de la iglesia sino también restos del claustro desaparecido, infraestructuras hidráulicas y restos humanos, todos los cuales proporcionan datos cruciales sobre la vida conventual en la época. Contrariamente a la creencia popular que sugería que la iglesia había sido vaciada y despojada de sus elementos históricos en la segunda mitad del siglo XX, estos hallazgos sugieren que muchos elementos originales se habían conservado bajo las superficies. Una sorpresa particular fue el descubrimiento de partes del muro del siglo XVII en el testero de la iglesia, lo que indica modificaciones estructurales significativas realizadas para evitar problemas de humedad provenientes del risco cercano.
