Ha sido toda una sorpresa. El Dr. Joseph Tobias y el Dr. Robert Williams no se imaginaban la joya que iban a encontrar mientras se encontraban trabajando en Ghana: un búho barrado o búho de Shelley (Bubo shelleyi). Hablamos de un gigantesco ejemplar que puede alcanzar los 60 centímetros y que habita en los bosques tropicales de la zona ecuatorial de África. Han pasado 150 años desde la última vez que pudimos verlo, debido a que se encuentra amenazado por la pérdida de su hábitat.
Un Santo Grial entre los búhos
Mientras que el Dr. Joseph Tobias trabaja para el Departamento de Ciencias de la Vida (Silwood Park) en el Imperial College de Londres, el Dr. Robert Williams es un ecólogo independiente de Somerset. Tobias es, a su vez, líder de un proyecto financiado por el gobierno del Reino Unido que se dedica a estudiar los impactos biológicos que el desarrollo agrícola ha tenido en África. Se encontraban en el bosque de Atewa en Ghana trabajando cuando tuvo lugar el momento del re-descubrimiento.
"Era tan grande, al principio pensamos que era un águila", dijo el Dr. Tobias. “Afortunadamente se posó en una rama baja y cuando levantamos nuestros binoculares nos quedamos boquiabiertos. No hay otro búho en las selvas tropicales de África tan grande". El Dr. Nathaniel Annorbah de la Universidad de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible de Ghana, dijo: “Este es un descubrimiento sensacional. Hemos estado buscando esta misteriosa ave durante años en las tierras bajas del oeste, por lo que encontrarla aquí en los bosques de las crestas de la región oriental es una gran sorpresa".
El Dr. Williams dijo: “Esperamos que este avistamiento llame la atención sobre el bosque de Atewa y su importancia para la conservación de la biodiversidad local. Con suerte, el descubrimiento de un búho tan raro y magnífico impulsará estos esfuerzos para salvar uno de los últimos bosques silvestres de Ghana".
Lo cierto es que volver a ver al búho de Shelley merece todos los aplausos. Se descubrió por primera vez en el año 1872 gracias a un espécimen que obtuvo Richard Bowdler Sharpe, curador de la colección de aves del Museo de Historia Natural de Londres y fundador del Club de Ornitólogos Británicos, de manos de un cazador local en Ghana. Nuestros investigadores sólo pudieron verlo durante 10-15 segundos pero, por suerte, fue suficiente para poder sacarle la foto que ilustra este artículo.