En Mesopotamia todos creían en fantasmas, explica el Dr. Irving Finkel, especialista en arte de Oriente Medio del Museo Británico. En esta misma galería encontramos la primera representación de un espíritu, plasmada en una tablilla babilónica que llegó al museo en el siglo XIX... pero que, hasta ahora, no se había mostrado al público. ¿Y qué mejor momento que hacerlo, precisamente, en la época de Halloween? A través del canal oficial de YouTube, Finkel comparte más detalles sobre la cultura mesopotámica alrededor de estos seres del más allá.
En Mesopotamia creer en los fantasmas era trend
Lo cierto es que en Mesopotamia no sólo creían en fantasmas: también los temían, por supuesto, pero habían desarrollado igualmente una gran empatía por ellos. Desde su punto de vista, explica Finkel, consideraban que los fantasmas existían porque no encontraban descanso y necesitaban que cuidaran de ellos. "Así que había algo así como una escuela de gente especializada en magia, que se dedicaba a apaciguar a los fantasmas y enviarlos así al lugar al que pertenecían sin que causaran mayores problemas".
De esta manera, la mujer que aparece en la tablilla en la parte de la derecha se cree que era el fantasma. "Probablemente era la tía abuela de alguien", matiza Finkel. A su lado vemos una figura masculina que está atada con una cuerda a la cintura de la mujer. "Ella era la que estaba ocasionando los problemas", continúa. ¿Y cuál fue la solución? "Lo que creían era que necesitaba un joven amante".
¿Cómo se solucionaba el problema de esta fantasma? Mediante esta curiosa metodología: "El exorcista hacía un modelo de esta corpulenta mujer y un modelo de un barbudo, energético y sexy amante. Las esfinges, los modelos de arcilla, se entierran en una fosa junto con otras cosas que probablemente puedan necesitar y los cubren", explica Finkel. La idea era que ambos fueran hasta el más allá y no volvieran para seguir molestando. En el dibujo que se aprecia en la tablilla podemos ver que es ella, la fantasma, la encargada de guiar al amante. "Él no tenía ninguna posibilidad de escapatoria", señala.
Otros exorcismos consisten también en conformar dos figuras: una de un hombre y una de una mujer. El hombre debía ir vestido con ropas de viaje, mientras que la mujer tenía que mostrar prendas más lujosas: vestidos pomposos y broches de oro para colocar en el pelo. También es necesario tallar en miniatura todo lo necesario, como la cama, una toalla, una silla o un peine. Después, había que colocar a los dos modelos de cara al sol acompañados por dos jarras de cerveza. Un paso final es encender incienso de enebro. ¿Y como última advertencia? "No mires atrás".
Los fantasmas malvados, de personas malvadas
Por supuesto en Mesopotamia también manejaban la idea de que existían espíritus que habían pertenecido a personas que, en su vida, habían sido muy desagradables. Por ejemplo, dolencias como la migraña la explicaban diciendo que uno de estos malvados espíritus se colaban en las orejas del enfermo mientras dormía para provocar este tipo de malestar.
Las investigaciones de Finkel sobre estas creencias ancestrales sobre fantasmas se publicarán en el libro The First Ghosts: Most Ancient of Legacies, que sale a la venta el 11 de noviembre.
