Debe de ser una sensación muy curiosa encontrar una botella con un mensaje, varada la orilla de la playa. Una experiencia comparada a cuando vemos una estrella fugaz en el cielo. Algo así ha debido de sentir Abbie Graham, una niña de 9 años que se encontraba en una playa cerca de Keaau (Hawái) cuando encontró una vieja botella enterrada en la arena. ¿Lo mejor de todo? Que contenía un mensaje en su interior.
Un mensaje en una botella... de hace casi cuatro décadas
Por supuesto, como no cabía esperar otra cosa, lo primero que hizo Abbie fue abrir la botella. Es entonces cuando descubrió que en el interior había una nota escrita en tres idiomas: inglés, japonés y español. El mensaje era muy simple: "Investigación actual del océano". Otros detalles que incluía el mensaje es que se trataba de un proyecto del Club de Ciencias Naturales de la Escuela Secundaria Choshi de la Prefectura de Chiba.
El mensaje se lanzó al mar en el año 1984, con el objetivo de investigar cómo se comportan las corrientes oceánicas. Probablemente a los alumnos, ya adultos, que participaron en este proyecto les gustará saber que finalmente el viaje de su botella ha llegado a su fin. De hecho, en la nota había instrucciones para quien encontrara el mensaje: su misión es la de informar de a la escuela secundaria en Japón de la fecha y coordenadas del lugar en el que se ha encontrado la susodicha botella.
Aunque Abbie y sus padres encontraron la escuela en Internet, el hecho de que su información estuviera escrita en japonés no les ayudó a ponerse en contacto con el centro. Así que optaron por enviar la carta utilizando la dirección que figuraba en la nota. Después de haber recorrido 6.400 kilómetros por el Océano Pacífico, finalmente la nota está ya de regreso con los estudiantes.
De hecho, los alumnos responsables de haber enviado esta nota han escrito una carta a Abbie en agradecimiento por haberse tomado la molestia de seguir las instrucciones que describían. Si os gustan estas historias, os recomendamos leer este artículo de IFLScience donde cuentan la historia de una botella de ginebra del siglo 18 encontrada en Australia, con 132 años a sus espaldas.
