Actualización: Fe de erratas: En la primera versión de este artículo, especificábamos que que la escultura invisible de Garau era única. Esto no es del todo cierto, pues en el pasado, el artista Boyer Tresaco firmó una obra invisible de resonancia internacional que ocupó portadas y medios. Hemos corregido el artículo para especificarlo.
El arte es subjetivo... e incluso inmaterial. Esa es la palabra que el artista Salvatore Garau emplea a la hora de describir su "escultura invisible". ¿Lo mejor de todo? Que ha conseguido vender su trabajo por un total de 15.000 euros. Lo cierto es que hay que tener mucho arte para vender una pieza inexistente por un precio de tal suma. Como no tenemos una imagen de su "obra de arte", os dejamos bajo estas líneas con una foto de Garau (que sí que existe):
Salvatore Garau, el artista de la escultura invisible
"El resultado exitoso de la subasta atestigua un hecho irrefutable: el vacío no es más que un espacio lleno de energía, e incluso si lo vaciamos y no queda nada, según el principio de incertidumbre de Heisenberg de que la nada tiene un peso", sostiene Salvatore Garau en declaraciones recogidas por el medio Italy24News. "Tiene, por tanto, una energía que se condensa y se transforma en partículas, en fin, ¡en nosotros!". Lo mejor es que su explicación continúa con esta segunda parte: "Cuando decido 'exhibir' una escultura inmaterial en un espacio dado, ese espacio concentrará una cierta cantidad y densidad de pensamientos en un punto preciso, creando una escultura que desde mi título solo tomará las formas más variadas. Después de todo, ¿no le damos forma a un Dios que nunca hemos visto?" A ver, la respuesta en cierto modo puede resultar afirmativa... pero no nos cuesta 15.000 euros.
Podemos estar más o menos de acuerdo con Salvatore, pero lo cierto es que ha conseguido que un coleccionista privado se haga con esta escultura. Ha sido durante una subasta organizada por Art-Rite, casa especializada en obras de arte contemporáneo. Si bien el comprador no recibirá una escultura, sí se le enviará un certificado para demostrar que "Yo soy" (el nombre de la no-escultura) es de su propiedad. ¿Lo mejor de todo? Por si fuera poco la obra de arte tiene que 'albergarse' en una habitación de unos 150 x 150 centímetros. Así que suponemos que el comprador tendrá que arreglárselas para hacer sitio a este vacío en su propio hogar. Si esto no es absurdo, que venga Terry Pratchett y lo vea.
El español Boyer Tresaco lo hizo antes
Hay que recordar que, en el año 2001, el autor español Boyer Tresaco expuso y vendió en la galería TheRedDoom de Barcelona una escultura invisible literalmente, mostrando solo las dimensiones y la descripción exacta de la misma, en una etiqueta en la peana. Más tarde, en 2003 se exhibió en White Box de Nueva York, otra escultura invisible del autor, apareciendo reflejada en el libro-catálogo editado al efecto, y consiguiendo aún más resonancia internacional en medios y páginas especializadas.
