Michael Pachter, analista de Wedbush Securities, considera que si la próxima consola doméstica de Sony, PlayStation 4 (que podría tener como nombre interno Orbis) no reproduce juegos usados, bloqueando de facto el mercado de segunda mano (algo que también se ha atribuido como futura característica de la sucesora de la actual Xbox 360), las tiendas, simplemente, no venderán la consola.
Pachter considera que, aunque este movimiento podría beneficiar a algunas grandes editoras, como Activision o Electronic Arts, representaría un duro golpe a las tiendas de videojuegos y éstas, por supuesto, no estarían dispuestas a permitirlo.
"Los mejores intereses de Sony o Microsoft no están en bloquear los juegos usados", advierte. "Beneficiaría algo a Activision y a Electronic Arts, y perjudicaría mucho a GameStop. Si Sony, unilateralmente, lo hiciera, GameStop podría dejar de vender su consola, y las ventas de PlayStation 4 se verían afectadas".
Además, Pachter cree que un movimiento así no puede tomarse en solitario en la industria y que las tres fabricantes -Nintendo, Sony y Microsoft- deberían integrar medidas similares, pero cree que "ninguna compañía es lo suficientemente estúpida como para hacerlo unilateralmente" ni tampoco "son lo suficientemente malignas como para ponerse de acuerdo". Para Pachter, "si una lo hace y las otras no, la que lo haga perderá cuota de mercado".
