Impresiones de Sonic and the Secret Rings

Será el primer juego de Sonic para Wii.
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Sega está preparando la llegada de Sonic a Wii para los primeros meses de vida de la consola con un juego que está contando con un desarrollo independiente al de las versiones para Xbox 360 y PlayStation 3 y, también, con un enfoque en su jugabilidad bien diferente. Y no es sólo por los usos que puede aportar el peculiar mando de Wii, sino porque el estilo es radicalmente diferenciado.

Si en las otras consolas el próximo juego de la mascota de la compañía promete seguir el camino marcado por los Adventure de DreamCast, Sonic and the Secret Rings, el juego para Wii, nos recuerda mucho más al germen de la saga, al hacer que la velocidad y hasta cierto punto el descontrol sobre el puercoespín azul sean la tónica predominante, dejando totalmente de lado elementos como la investigación o los toques aventureros que de un modo u otro se habían instalado en las últimas entregas 3D de la saga (en ocasiones con acierto; otras no tanto).

Y es que este es un juego de correr a toda velocidad por los escenarios, esquivando enemigos o llevándonoslos por delante, mientras recogemos todos los anillos que podemos salvando los abismos del escenario (en forma de lanzas, pinchos o lo que se tercie). De algún modo extraño, trajo a la memoria de este redactor sus primeras partidas con el original de Megadrive, pero no es algo que me hiciese sentir especial en Londres, donde pudimos probar la demo, pues muchos compañeros de prensa extranjera hacían comentarios similares. El salto es evidente, pues cambia la perspectiva, el sistema de control, pero la sensación es muy similar, y eso nos gusta.

El principio de la demo era poco o nada prometedor, con un tutorial que hace que las cosas parezcan más complejas de lo que luego serán. Este Sonic se juega con el mando remoto en horizontal, cogido con las dos manos. Al inclinarlo hacia los lados, Sonic -único protagonista, que sepamos- gira; al tirar hacia nosotros, ralentiza su marcha, y al hacer un movimiento hacia delante, salta. Sabiendo esto estábamos más que preparados para recorrer a toda velocidad los cuidados entornos de ambientación desértica (bueno, de oasis, y como se ha dicho otras veces, con evidente inspiración en el mundo árabe y egipcio) mientras recolectábamos todos los anillos que nuestros reflejos nos permitían.

Sonic and the Secret Rings se desveló como un juego muy divertido, aunque quizás algo confundido entre toda la cantidad de juegos de velocidad (en una vertiente u otra) que estuvieron presentes, lo que no deja de ser peculiar. Siendo, gráficamente, un juego que a primera vista no tiene fallos pese a contar con un acabado técnico por encima de la media, buen diseño artístico -quizás algo repetitivo, pero habrá que ver más mundos para constatar la variedad que presentará el juego- y con una acertada adaptación de la esencia más original de la saga a la consola de Nintendo, habrá que comprobar si la duración del producto final es la suficiente y si su jugabilidad no resulta, finalmente, un tanto repetitiva. Habrá que estar atentos a lo nuevo de Sonic.

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