La nueva generación de actores ha crecido con los videojuegos, así que no es difícil que estas estrellas hablen de su tiempo frente a la pantalla, especialmente cuando participan en una producción que adapta un juego. En el caso de James McAvoy es al contrario: el actor, conocido por interpretar a Charles Xavier en las últimas X-Men o uno de los protagonistas de It Capítulo Dos participa en 12 Minutes, el título indie que transcurre en un bucle temporal. Preguntado en Forbes por su pasado como jugador McAvoy revela que tuvo un periodo de adicción que le obligó a alejarse de los videojuegos durante una década.
Antes de ser un actor excesivamente conocido McAvoy pasaba mucho tiempo con The Elder Scrolls IV: Oblivion, ya que de niño había sido aficionado a aventuras y rol como "Zelda, Secret of Mana, todo este tipo de juegos. Me encantan los RPG de fantasía". Así que cuando un compañero le compró una Xbox 360 con el RPG de Bethesda se convirtió en una obsesión que afectaba a su rendimiento como actor. "Estaba en Dublín. Tenía que ir a la cama las 22:00 horas porque me debía levantar a las 6:00 cada mañana y había un montón de líneas y todo eso. Y entonces me quedaba hasta las 4:00 jugando a Oblivion". En ese momento estaba rodando Becoming Jane junto a Anne Hathaway.
El punto de inflexión fue una larga sesión desde las 20:00 horas hasta las 5:35 horas de la madrugada. "Mi coche sonó la bocina afuera a las 5:45 horas. Pensé 'Dios mío, tengo que hacer algo'. Cogí el disco de la consola y encendí la encimera del gas. Puse el disco y vi como se quemaba un poco. Dije 'bien, está terminado, nunca más'".
Ahora vuelve a jugar a FIFA y Warzone
La decisión de McAvoy supuso alejarse de las pantallas durante una década en la que ha protagonizado Atonement, Macbeth, Filth, Múltiple y varias películas de X-Men, además de convertirse en padre. Esto último, junto con su afición al fútbol, sirvió para renovar su cariño por FIFA: desde hace tres años vuelve a jugar pero a títulos más sociales que los tiempos de Oblivion. "Durante la pandemia, mis chicos y yo, que somos unos cuarentones con pelo gris, calvicie incipiente y demás, hablamos cada dos o tres noches jugando a Call of Duty: Warzone sobre la vida, el amor, de todo un poco mientras nos aniquilan niños de 12 años de otros países".
"Ha sido un poco el salvavidas durante la pandemia cuando no podíamos quedar. Hemos pasado más tiempo [juntos] que antes del COVID-19. Ha sido increíble", comenta sobre lo vivido el último año.
