El mundo de los videojuegos avanza constantemente. Las actuales consolas han pasado de buscar los 1080p como el estándar audiovisual y la resolución estándar -en la mayoría de los casos- a fantasear, coquetear y mostrar los ansiados 4K como nuevo baluarte. Xbox One y PlayStation 4 han dado sendos pasos en esta línea con máquinas más potentes y mejoradas en sus capacidades como lo son los modelos Xbox One X y PlayStation 4 Pro. Hasta la fecha, el concepto de jugar con máquinas de sobremesa siempre había estado anclado y relacionado de forma directa a una televisión. Los principales fabricantes de televisores han usado esto a su favor, ofreciendo al consumidor grandes productos, de enormes tamaños y lujosos diseños. Pero hasta la fecha, y más allá de los modos de juego y dispositivos o configuraciones compatibles, no había existido una marca que apostase por trasladar la filosofía de los monitores dedicados de PC a las consolas.
Los más aficionados a jugar en PC comprenderán que no hay nada mejor que un buen monitor para jugar. Se eliminan procesados de imágenes, opciones inservibles y se apuesta por lo importante: la calidad de las imágenes, el brillo, la resolución y la velocidad de respuesta. Al fin y al cabo, es lo que más puede influir a la hora de ser el mejor en un shooter, un juego de conducción o el último battle royale. Pero, ¿es esta una idea exportable a las consolas? Para Philips, uno de los mayores fabricantes de monitores y televisores del mundo, sí.
La experiencia Momentum
MMD, el conglomerado de servicios y compañías que ampara a Philips bajo su paraguas quiere trasladar la filosofía de monitores gaming de gran calidad de AOC y AGON de PC -dos empresas que forman parte de la misma corporación-, al ecosistemas de las consolas. A través de la línea Momentum, Philips pone toda su tecnología e ingeniería para convertir el mundo de los videojuegos en una experiencia premium y dedicada, que cuenta por primera vez en su historia con una gama de productos diseñados para las consolas más avanzadas del momento y del futuro.
La primera oleada de monitores Momentum para consolas es una ampliación y considerable mejora de los existentes en el mundo del juego en PC. Podríamos decir que son la sinergía perfecta de las múltiples disciplinas en las que Philips tiene maestría, desde la resolución y el sistema de densidad de píxeles, al uso del estándar RGB, pasando por la estética y visualización luminosa tan característica de la tecnología AmbiGlow. Estos monitores para máquinas como Xbox One X y PS4 Pro -aunque son compatibles con cualquier dispositivo con HDMI-, basan sus atractivos en tres principios, como lo son la resolución 4K, el uso del estándar HDR 1000 -certificado bajo la supervisión de VESA- y el tiempo de respuesta más bajo. En otras palabras: los elementos del gaming en PC, pero ahora en consolas.
Los actuales televisores 4K o UHD, incluso los de más alta gama, tienen una serie de pegas que los más jugones habrán notado y experimentado de primera mano. Más allá de las horribles tecnologías de procesado de imagen que estropean la imagen y le añaden filtros innecesarios o movimientos antinaturales, hablamos de paneles que tienen una respuesta muy lenta de cara a los videojuegos. Pondremos un ejemplo práctico: cuando pulsamos un botón, el efecto del personaje, vehículo o disparo que debe suceder en nuestra imagen no es instantáneo. Sí, para la gran mayoría de jugadores o aficionados así lo parece, pero los profesionales sabrán que un milisegundo es la diferencia entre ganar o perder en un título competitivo, exigente u online.
Esta gama de monitores, cuyo buque insignia es el Philips Momentum 436M6VBPAB, busca aproximarse con una pantalla de 43 pulgadas a esta ansiada meta de respuesta instantánea. Con apenas 4 ms de respuesta, unos números muy habituales en el mundo del PC, permite que los aficionados a los juegos competitivos y online encuentren en un formato de gran tamaño la misma tecnología de respuesta que un monitor más reducido.
Características: diseñado para jugar
El Philips Momentum 436M6VBPAB llega ofreciendo 43 pulgadas 4K HDR 1000 con un panel tipo VA, una representación de fidelidad del 97,6% dentro de la gama de color DCI-P3, un brillo de 100cd/m2 y un contraste de 50.000.000:1. Además, y siguiendo la tónica de los monitores, presenta el destacado tiempo de respuesta de 4ms, tecnología Adaptative Sync para evitar el también molesto ‘tearing’ que parte la pantalla en dos en algunos juegos, AmbiGlow, dos altavoces compatibles con DTS y una tasa de refresco con capacidades de hasta 60Hz. En cuanto a conexiones, la pantalla ofrece 2 entradas HDMI 2.0, DisplayPort, un puerto USB Type C, dos puertos USB 3.0 y las habituales entradas y salidas coaxiales para auriculares y similares. Todo ello por 799 euros.
Por si fuera poco, y más allá de las habituales luces de Philips que acompañan a la imagen en movimiento, estos paneles incluyen varias características que merecen mucho la pena y que le confieren un aspecto premium a la imagen. Este 436M6VBPAB incorpora un gran ángulo de visión y hace gala de un panel de 10 bit (8-2 bit), algo que se traduce en colores más vivos y con un mayor realismo. Unido íntimamente a esto último, tenemos el uso de la tecnología propietaria de Philips llamada Quantum Dot, que presenta puntos cuánticos en la manera en la que se representan los píxeles rojos, verdes y azules en la pantalla, dando como resultado imágenes más estables que las que se representan en la gran mayoría de monitores y televisores del mercado.
Una gran idea de cara al futuro
Sí, sobre el papel suena bien, pero también es funcional y real en el cara a cara. Durante la presentación de esta gama de productos, pudimos probar con varios de estos monitores a lo largo de varias sesiones de juego. Philips preparó un pequeño salón con varias Xbox One X y títulos de distintos géneros y condiciones, como Assassin’s Creed: Origins, Forza Motorsport 7 y Halo 5: Guardians. Y sí, existe una diferencia en comparación a jugar con un televisor tradicional. Las imágenes son muy sólidas, consistentes, y al menos en los modelos comerciales a los que hemos tenido acceso, no hemos encontrados defectos de fabricación muy habituales, como el ghosting, el clouding o las temidas fugas de luz.
Estuvimos probando el menú y el mando de este monitor, y nos resultó curioso -y loable- lo cómodo y parco en detalles que era. No hay interfaces vistosas, iconos al estilo Apple o dibujos que te distraigan. Todo está organizado en texto, números y elementos como barras de intensidad muy claras, sin necesidad de alardes de ningún tipo. Podíamos cambiar desde el brillo, al espectro de color, la intensidad del HDR, el contraste o cualquier tipo de parámetro que se nos ocurriese. Un aspecto curioso es que es compatible con PiP (Picture in Picture), algo que no pudimos comprobar en directo, pero que nos permitirá poner varias imágenes en pantalla al mismo tiempo, como un partido de fútbol, nuestra serie favorita o nuestro juego predilecto a la vez.
En su presentación, Stefan Sommer, jefe de marketing de MMD, destacó que esta gama de monitores era "un producto pensado para satisfacer a los jugadores que quieren jugar en consolas", así como una oportunidad de mercado irrepetible. No van mal desencaminados: no hay ningún producto en forma de televisor de gran pulgada que trate a los usuarios de consola como verdaderos jugadores.
Hemos asistido al evento de presentación de MMD ‘Get in the moment’ durante varios días invitados por Philips.
