El juego de Arkane Studios, Prey, destaca por su estructura abierta, todas las posibilidades de interacción con el entorno y el uso de diferentes habilidades, incluyendo la imitación de objetos cotidianos. En algún momento del desarrollo incluso se estudió la posibilidad de volar.
El diseñador Seth Shain ha revelado en una entrevista que una de las habilidades permitiría volar por Talos 1, pero "no pudimos hacer que funcionase o fuese divertida, no alcanzó la calidad necesaria".
Shain explica que además de no encajar de manera natural con la jugabilidad habría añadido más problemas al equipo artístico. De hecho, el cañón Gloo -una espuma incapacitadora que permite improvisar caminos en los escenarios- tampoco era del agrado de los artistas, pues "cada pulgada de la estación tenía que ser bonita, y si el jugador llegaba a algún lugar alto, tenía que verse bien".
En nuestro análisis comentamos que "es con estos poderes con los que realizamos las mayores virguerías del juego. Convertirnos en objetos, lo que nos permite camuflarnos en los escenarios o meternos por sitios que de otra manera no sería posible; controlar mentalmente, suspender objetos y enemigos en el aire, reparar y mover elementos a distancia, ataques eléctricos, de fuego y cinéticos, crear señuelos o fantasmas aliados, y toda una serie de extrañas habilidades que ya os advertimos es imposible que desbloquéis todas en una sola partida".