Wii U ha tenido un comienzo norteamericano algo complejo, con supuestos hackeos, supuestas consolas que se rompen y supuestas actualizaciones de 4 ó 5 GB, pero poco a poco se va arrojando algo de luz a estos problemas.
Por ahora, Nintendo afirma que el 'hack' accidental de Miiverse no es más que un menú de prueba que no habían retirado y que no era funcional, y que las consolas que se estropearon fueron aparentemente apagadas durante la actualización y con un mensaje de "por favor, no apague el sistema".
Digital Foundry informa, de manera independiente a la compañía nipona, que la importante y popular actualización del día uno ocupa, realmente, "tan sólo" 1GB, al contrario de las fuentes que decían 4 ó 5 GB de tamaño.
Así, la actualización no debería tardar más de unos 15 minutos con una conexión razonablemente rápida, pero la saturación de los servidores causó que, según el caso, tardase dos o tres horas en descargarse y aplicarse correctamente, disparando los rumores sobre el tamaño real de la actualización.