Splinter Cell: Blacklist

La séptima entrega de la saga de aventuras de acción y sigilo de Ubisoft

En 2002 se lanzó el primer Tom Clancy's Splinter Cell, un juego que decían llegaba inspirado por el éxito de Metal Gear Solid, con el que se iniciaba una saga de aventuras de acción y sigilo muy queridas, protagonizadas por al agente Sam Fisher. Splinter Cell: Blacklist es la séptima entrega de la serie, continuando los hechos de Splinter Cell: Conviction (2010), aunque volviendo a las raíces en lo jugable, apostando por las mecánicas de infiltración y sigilo más puras.

Sam vuelve a trabajar para el Gobierno de los Estados Unidos, en el recién formado Fourth Echelon, cuya misión es cazar a los Ingenieros, un grupo terrorista que a través de la llamada Lista Negra, una serie de objetivos repartidos por todo el mundo, ha prometido realizar un atentado cada siete días hasta que Estados Unidos no retire sus tropas militares en todo el mundo, lo que nos lleva a escenarios como Irán, Libia, Londres y varias localizaciones dentro de los Estados Unidos.

Las misiones se desarrollan en mapas muy amplios que permiten diferentes aproximaciones y estrategias, pudiendo apostar por un enfoque sigiloso, evitando a los enemigos y neutralizándolos sin ser detectados, o pueden elegir un enfoque más directo y agresivo, utilizando un arsenal de armas y gadgets. Esta entrega recupera y perfecciona el sistema Marcado y Ejecución del anterior, que permite marcar objetivos y eliminarlos rápidamente en una espectacular secuencia.

Además de la campaña para un jugador, el juego incluye modos multijugador, empezando por misiones cooperativas, que podemos jugar junto a un amigo desde la misma consola, y un modo competitivo titulado Mercenarios contra espías con batallas por equipo, en la que tenemos que utilizar el sigilo y la acción directa en combates estratégicos y muy entretenidos.