Ya que cuentas tus recuerdos con la blanquita, me uno y activo el modo nostalgia.
Para hablar de Dreamcast me tengo que remontar a la Saturn, porque recuerdo esas primeras imágenes de Virtua Fighter 3 (arcade) que fueron un flipe máximo, probablemente uno de los juegos que más hype (y anti-hype, pero eso es otra historia) me habrán provocado en mi vida, pero hablamos del 96 y todavía estaba dándole caña a VF2 y Sega Rally.
El tiempo pasaba, mi querida saturn agonizaba, y empezaba a resonar un nombre… Katana.
Eso estaba muy bien, pero eran planes lejanos y terminó por aparecer una Playstation en casa casi por sorpresa, ya que la compramos entre todos mis hermanos por puro venazo.
Fue un cambio bastante grande socialmente, podía alquilar juegos (algo imposible en saturn, al menos en mi pueblo claro), había revistas con demos, intercambiaba juegos con mis amigos... cosas que venían muy bien cuando eres un chaval y no sobra el dinero, pero lo mejor es que era el 98 y todavía le quedaba tela por delante.
Un año después Dreamcast apareció, recuerdo haber estado siguiéndola en las revistas, las primeras imágenes de Sonic Adventure eran una pasada, el Resident Evil exclusivo lucía de escándalo, pero solo había pasado un año y no podía permitirme otra consola.
A un amigo se la regalaron aquellas navidades y fue impresionante la primera toma de contacto: “Sonic va a toda leche”, “en SoulCalibur no se notan los polígonos!”, “estoy en internet y no pueden llamar por teléfono”

era todo tan salvaje y futurista que asustaba.
Al año siguiente PS2 ya estaba en la calle, todavía era pronto para dar el salto, pero yo ya iba haciendo mis cuentas para ver cuál elegía.
Dreamcast era buena, bonita, y barata, pero el halo de desconfianza era imposible de borrar y sabía de primera mano lo que era tener la consola impopular. Además, para entonces pude conocer un montón de franquicias en psx que jamás pisarían la consola de Sega, lo que también pesaba bastante.
Como no tenía pelas y la play 1 todavía echaba fuego, esas navidades lo dejamos pasar, pero no pasó mucho tiempo para cuando salió la noticia: la dreamcast se moría.
Menudo jarro de agua fría, parecía un consolón, pero solo era un chaval y había que elegir bien, asi que para las siguientes navidades pillamos en casa una ps2, que además interesaba a toda la familia por el dvd.
Lo gozaba al máximo con la de Sony, pero siempre tenía esa espinita que me reconcomía con la consola de Sega, asi que un tiempo después, ya con ahorrillos de paga adolescente y con toda la competencia que faltaba en la calle, me hice con una dreamcast que casi regalaban.
Fue una decisión que nadie entendía, ¿para que quería una consola sin futuro? ¿no tenía ya la ps2? vaya forma de tirar el dinero! Pero me dio muy igual, los juegos estaban tiradísimos de precio y por fin pude jugar a cosas que permanecían exclusivas como Jet Set Radio, Shenmue, o Rival Schools, amén de agenciarme ahora-multis como Crazy Taxi, Space Channel 5, o Virtua Tennis 2 a precios de pura risa.
También es verdad que en aquel momento
ya estaba en vandal (como pasa el tiempo madre mía) y como más gente lo hacía no me parecía tan raro hacerme con una consola en liquidación.
Llegué tarde y con cierta sensación de tristeza al reencontrarme casi de chiripa con la compañía que tan buenos momentos me dio de pequeño con megadrive y saturn, pero pude disfrutar como un enano de su última consola, no me habría perdonado nunca lo contrario.