Los cambios también afectan a los otros dos jefes vistos aquí. Mágica, la hechicera que encaramos en la mansión de Transilvania, ahora amplía sus rutinas con nuevos ataques con rayos horizontales y verticales. WayForward no sólo está haciendo una restauración magnífica, sino que hace más divertido y controlable el juego sin alterar la fórmula original. El yeti del Himalaya, que en el original tenía la misma altura que Gilito y su mayor peligro era la caída de bloques de nieve, ahora ha crecido a un tamaño inmenso –casi toda la altura de la pantalla- y la mecánica para derrotarlo está ligeramente modificada.
El trabajo gráfico está bien resuelto, los objetos 3D no destacan demasiado respecto a las animaciones y el efecto de la profundidad no es exagerado. Podríamos decir que la integración es buena, reinterpretando objetos del primer plano y en la mayoría de casos improvisando totalmente los fondos; no olvidemos las grandes limitaciones de los 8 bits que hacían que este juego careciese de paisajes detallados, siendo muchos de sus escenarios básicamente un color plano o un mosaico repetitivo. Probablemente ha sido un trabajo complicado para WayForward tocar lo suficiente como para dar sensación de remake completo y no tanto como para cambiar la ambientación o memoria de los jugadores, pero en nuestra opinión lo han conseguido, al menos en las secciones jugadas.
Nos ha sorprendido que la música del juego opte por remezclas de las canciones originales sin echar mano de música orquestal o grabación de instrumentos con mayor calidad. Efectivamente escuchamos sonidos midi muy similares a los que podría utilizar en las viejas consolas, pero simulando que corre en una plataforma con más canales que NES, quizás como las consolas de 16 o 32 bits. Y es curioso porque esperábamos encontrar en la introducción el conocido tema principal –uno de los más pegadizos que ha pasado por televisión- en su versión cantada. Donde sí encontramos más diferencias es en los efectos de sonido, voces y diálogos, interpretados por los actores oficiales de Disney –en inglés-, que hacen un trabajo magnífico, a la altura de la serie de televisión.
¿Ducktales? En mi pueblo se llama Patoaventuras
A tenor de lo visto en la versión jugada, DuckTales Remastered es un remake imprescindible para quienes disfrutaron el original o se lo perdieron en su momento. Es decir, para todo los jugadores que busquen un juego de plataformas a la antigua usanza.

Sólo vemos un punto negro que podría echar atrás a algunos jugadores: es un juego sencillo y algo corto de duración. Extrapolando el tiempo dedicado a los tres niveles, calculamos que en unas dos horas podría estar completado, que no exprimido. Desconocemos si habrá algún tipo de extras del tipo galerías de arte desbloqueables, tablón de récords online o más incentivos a la rejugabilidad que superar nuestra puntuación. En cualquier caso, si el precio se ajusta al contenido, va a ser difícil no resistirse a la tentación de volver a vivir las aventuras de estos carismáticos patos de Disney.