Con paciencia, cuidado y midiendo bien cada uno de nuestros movimientos, al final conseguimos despachar a todos los seres de ultratumba que nos acechaban y pudimos continuar nuestro viaje... o eso creíamos. Al girar la siguiente esquina del camino, de la nada aparecieron dos soldados y otro monstruo acorazado. El problema es que estos se mostraban rojos y con unos colores muy similares a los que lucían los jugadores que nos invadían en Dark Souls. Sin saber demasiado bien lo que estaba pasando, conseguimos eliminar a uno de ellos, pero uno de los soldados nos dio un golpe de refilón, dejándonos durante unos breves instantes sin poder reaccionar, algo que aprovechó el grandullón para aplastarnos el cráneo contra el suelo y acabar con nosotros.

Esto coincidió con el aviso del encargado del stand de que ya había pasado el tiempo que nos correspondía, el cual se nos pasó volando ante lo tremendamente inmersos y concentrados que estábamos luchando por nuestra vida, algo que dice mucho del juego y que nos confirma que esta secuela sigue manteniendo la capacidad de su primera parte para hacernos olvidar el mundo que nos rodea y el paso del tiempo.
Un detalle que nos pareció curioso, es que si bien nosotros no caímos en combate hasta el final de la demo, muchos de los asistentes no conseguían pasar ni del pasillo a oscuras, por lo que más que hablar de una bajada de dificultad descubrimos que todas esas horas invertidas en los dos juegos anteriores nos han aportado un grado de experiencia que esperamos que nos ayude en los primeros compases de la aventura (y que aun así no nos evitó morir).
A nivel técnico sigue siendo un juego con un apartado artístico arrebatador, con un diseño de armaduras, escenarios y enemigos espectacular, donde lo medieval y lo decadente se juntan con unas estructuras y parajes que hacen que nuestro viaje sea un placer para la vista. Además, el sistema de iluminación se nota que se ha mejorado y es algo que salta a la vista, aportando a los escenarios un toque mucho más misterioso y cautivador. El único problema en este sentido lo hemos encontrado en su tasa de imágenes por segundo (la versión que hemos jugado es la de PlayStation 3), la cual no iba del todo final y pegaba más de un bajón.

En definitiva, por lo que hemos podido probar, Dark Souls II mantiene la esencia de su predecesor al 120%, sumergiéndonos en un mundo de fantasía oscura repleto de misterios y secretos, donde cada paso puede significar nuestra muerte, donde el enemigo más débil debe ser respetado. Juzgar un título de este calibre con tan solo 15 minutos de juego es algo utópico y todavía nos quedan muchísimas cosas por descubrir sobre él como para saber si estará a la altura del original o incluso si lo superará, pero una cosa sí que tenemos muy clara: la espera hasta marzo se hará muy larga.