Análisis de Pro Evolution Soccer 2008 (Wii)

La versión de Pro Evolution Soccer para Wii es un ejemplo perfecto de cómo las sagas más tradicionales de los videojuegos están haciendo un esfuerzo para adaptarse al nuevo mercado que la máquina de Nintendo ha abierto. Las ediciones 2008 para Xbox 360 y PlayStation 3, a pesar de tener un moderado éxito de ventas, han sido duramente juzgadas por crítica y público, y parece que el único camino que le queda a Konami es el de la renovación.

Gracias al singular mando de control que la caracteriza, Wii ha sido la consola elegida para probar una nueva fórmula de juego. Digamos, antes de nada, que el juego en sí ha cambiado poco. Las animaciones, la inteligencia artificial, los modos de juego... son los de toda la vida. La novedad reside esencialmente en el control, centrado en el uso del puntero de Wii y en las posibilidades que éste ofrece. Además, se ha optado por hacer un juego menos serio, pero no por ello menos simulador. Todos los menús, opciones y gráficos se ven sustancialmente más sencillos, más accesibles a todo tipo de público.

Empecemos despejando las posibles dudas. Pro Evolution Soccer 2008 resulta un juego muy divertido, muy sorprendente en algunos aspectos y algo decepcionante en otros. Parece el primer paso de la sucesión de cambios que, se espera, sufrirá la saga en las próximas entregas, afectando incluso a las versiones tradicionales, como se ha comentado recientemente. Sin lugar a dudas es una base sensacional sobre la que trabajar. Pero, además de un punto de partida, es un gran juego.

Es vital que antes de lanzarnos con la Carrera de Campeones (el modo principal) demos una serie de pasos para que la experiencia de juego sea aceptable. La primera vez que arrancamos el juego la consola nos invita a realizar un extenso tutorial para aprender el manejo y los trucos de Pro Evolution Soccer 2008. Es comprensible que las ganas por jugar el primer partido nos hagan saltar directamente al menú Partido, pero debo recomendar que se practique unas pocas veces con, al menos, los movimientos básicos. Las jugadas más especiales pueden reservarse para el futuro. Es necesario. De otra forma, el caos absoluto y la falta total de coordinación en nuestro fútbol pueden hacernos caer en un concepto erróneo del juego.

El pase, el sprint, el tiro y demás acciones fundamentales son relativamente sencillas de realizar. El primero, apuntando al jugador receptor y pulsando B. El segundo, situando el puntero en la zona del campo donde queramos ir y apretando A. El tercero, basta con agitar el ‘nunchuk’. Es un tiro automático, pero suele ser bastante coherente con lo que cabría esperar (depende de la pierna con la que se tire, de la distancia, de la posición, de lo libre de marca que se esté...). También podemos desmarcar a los jugadores arrastrándoles con el puntero, o hacer pases al hueco combinando el desmarque y el pase. También hacer paredes, combinando el sprint y el pase. Y centrar al punto que queramos. Y así. La lista es enorme. Las posibilidades de combinación, casi infinitas. Podemos decir que, en acciones de ataque y de control del balón, PES 2008 deja al jugador una libertad para crear jugadas que nunca se había visto en un videojuego. Con una inteligencia artificial a la altura, tan solo la falta de práctica o de visión de juego ponen límites a nuestra creatividad, dentro de la simulación futbolística.

No se puede hablar igual de bien de lo que es la defensa. El juego se transforma en cuanto perdemos la pelota. Se deja a un lado toda la interactividad del ataque y se entra en una sucesión de extraños automatismos que nos costará muchísimo tiempo llegar a entender. Al defender podemos realizar diversas acciones, a priori acertadas y útiles. Colocar a nuestros jugadores, ordenarles marcajes, mandarles anticiparse, presionar, tirar el fuera de juego e ir a robar la pelota son algunas de ellas. El problema es que no están implementadas de forma acertada ni sus resultados suelen ser los que desearíamos.



Así, la colocación, muy útil en ataque, sirve de realmente poco, ya que por sí solos no acuden al robo y parece que no formen parte de la jugada. Pero este no es el mayor problema, sino el extraño funcionamiento del robo de pelota. Con el puntero y el botón A en el rival con el balón hacemos que nuestro futbolista más cercano acuda a robarla, pero no con la clásica entrada suave, sino con una levísima presión fácil de evadir y que solo suele tener efecto cuando la hacemos de frente. Igualmente, la concentración que nos exige el mandar jugadores a presionar y cubrir zonas hace que siempre dejemos áreas descubiertas, o que se nos pase el instante de tirar el fuera de juego. Digamos que el jugador defensor se suele ver desbordado.

La impresión general es que el control defensivo es mucho menos consistente que el ofensivo y que cuenta con una cierta –y molesta- aleatoriedad. Nunca se sabe muy bien cuando podremos recuperar la pelota ni cómo lo haremos. Habitualmente suele ser por fallos del atacante o por acumulación de jugadores en la frontal del área. Lo cierto es que, a nivel máximo de dificultad, la máquina aprovecha nuestras torpezas en defensa para hilvanar jugadas prácticamente imposibles de defender.

No obstante, a pesar de estas imperfecciones, el balance general del control es positivo. Es un soplo de aire fresco para una jugabilidad que estaba en decadencia, consiguiendo aportar un abanico de posibilidades nunca vistas anteriormente y, por encima de todo, resulta muy divertido jugar un partido, a pesar de que puedas desesperarte en momentos puntuales. Konami ha logrado mantener el fuerte espíritu de simulación que caracteriza a la saga utilizando exclusivamente dos o tres botones. Ha evolucionado.

Como ya hemos comentado antes, el modo principal de juego de esta edición de PES es la Carrera de Campeones. Al igual que en las entregas de Nintendo DS, se ha optado por cambiar el concepto de la Liga Master y transformarlo en algo más dinámico. Igual que siempre, iniciamos el juego con un equipo de tercera regional (Castolo y compañía), pero la organización de las ligas es distinta. Nada más empezar el juego se nos abren cuatro grupos diferentes, de cuatro equipos cada uno, organizados geográficamente. Cuando superamos esos grupos, en un sistema de todos contra todos, accedemos a una liga superior de la misma región, y vamos abriendo nuevos eventos y competiciones. Esta distribución resulta acertada, ya que es mucho más ágil y entretenida al ir cambiando los equipos con los que jugamos constantemente.

Por otro lado, se ha renovado el sistema de fichajes y de experiencia. El dinero PES desaparece, así como las negociaciones y la búsqueda de jugadores. Al igual que en las versiones de Nintendo DS, cuando finalicemos un partido, y en función del resultado, tendremos la opción de despojar a nuestros rivales de algunos jugadores, generalmente uno o dos, mediante un curioso sistema de cartas que nos muestra con una frase muy genérica lo mejor que hace el futbolista en cuestión. "No perderás con él en la defensa", "Nunca se cansa", "Ponlo por la banda", "No pierde la pelota" y similares deberán guiarnos en la elección. Poco realista y nada serio, pero le da un toque cómico al juego que agradará a muchos por su simplificación.

Igualmente todos los atributos y habilidades han variado. En esta ocasión cada jugador cuenta con unos pocos atributos básicos (no más de 10, "Ataque", "Defensa", "Resistencia"...) y con hasta seis ‘ranuras’ para habilidades especiales ("Goleador", "Experto en pases"...). Pero lo que más tendremos en cuenta a la hora de valorar a los jugadores serán sus estrellas resumen. Al más puro estilo de PC Fútbol, cada futbolista tendrá una puntuación que irá de una a cinco estrellas. Como es lógico, la Carrera de Campeones la empezamos con todo jugadores de una estrella, y en cada partido tenemos la oportunidad –si somos afortunados con las cartas- de conseguir alguno mejor. Nuestra plantilla puede contar con hasta 32 miembros, despidiendo a los jugadores que queramos cuando se complete.



Adaptándose a esto se ha ajustado el sistema de experiencia a los nuevos atributos y habilidades. Tras los partidos, y en función de su participación y edad, nuestros futbolistas adquieren puntos dentro de seis categorías principales. Cada vez que una categoría sube de nivel, mediante una típica barrita que se rellena, podemos emplear la subida en empezar a mejorar algún atributo o adquirir una nueva habilidad, ambas cosas a nuestra elección. Cada mejora requiere varias subidas de nivel de distintos aspectos. De esta forma, para mejorar "Goleador" requeriremos puntos de Ataque y de Técnica. Mejorar los jugadores lleva cierto tiempo, especialmente a los más mayores, pero se consigue un nivel de personalización muy acertado.

Podemos, además, guardar nuestro equipo de la Carrera de Campeones en la memoria interna de nuestro mando de Wii, y llevárnoslo a casa de algún amigo, así como transferir los fichajes entre mandos. Sin duda un elemento interactivo muy de agradecer, que dice mucho del nivel de implicación de Konami en el desarrollo del juego.

La lista de modos se completa con los clásicos de los títulos futboleros. Partidos amistosos, ligas, copas y entrenamiento con el plantel de equipos habitual de PES. Una genialidad es la posibilidad de disputar un partido con nuestros Miis como protagonistas. El juego carga la lista de muñecos que tengamos en la consola y elabora (al azar o según le indiquemos) dos equipos, asignándoles aleatoriamente los atributos y la posición, con una media de tres estrellas. Los modelados de los jugadores conservan su cuerpo, pero se convierten en personajes extremadamente cabezones, lo que le da un toque cómico al partido muy divertido. Un grandísimo acierto por parte de Konami incorporar este detalle, que sin duda será estrella de los partidos multijugador.

Como siempre, a Pro Evolution Soccer 2008 podemos jugar con amigos en casa. Hablamos, probablemente, del título más jugado en multijugador de España, y la versión de Wii permite echar encuentros contra un amigo, sin estar soportado el juego a cuatro. Cuenta además con la opción del modo online, a través de la Nintendo WiFi Connection. Podemos disputar partidos con amigos (con el código correspondiente), o un encuentro libre contra algún jugador europeo. Simple, pero necesario a estas alturas.

Atendiendo al apartado técnico podemos decir que PES 2008 mantiene el estilo y la calidad gráfica de las últimas versiones para PS2/Xbox. Modelos sólidos, campos fieles a los originales y una excelente velocidad de juego, lo cual es positivo. Eso sí, nada resulta sorprendente ni especialmente llamativo. Todo excesivamente sencillo y carente de detalles. Es poco probable que alguien se decante a comprar esta edición por su calidad gráfica, por lo que tampoco le daremos mucha importancia, ya que dentro de lo que viene ofreciendo Wii, el resultado es aceptable. Como curiosidad, a priori negativa, decir que la cámara es muy alejada, sin posibilidad de cambiarla, pero lo cierto es que la distancia resulta imprescindible para jugar con facilidad.

Nada muy diferente podemos decir sobre la música y el doblaje. La primera, totalmente genérica y anodina, acompaña vagamente al jugador a través de los menús. El segundo, que incorpora a Julio Maldonado ‘Maldini’ en los comentarios, empieza a resultar tremendamente repetitivo, dado que año tras años se reciclan las frases de Juan Carlos Rivero, habitualmente poco acertadas y carentes de emoción alguna. Un redoblaje se antoja necesario para futuras ediciones.

De esta manera, podemos concluir que la versión de Pro Evolution Soccer 2008 para Wii resulta un curioso experimento con un gran resultado final. Es evidente que hay cosas por pulir, pero los usuarios de la consola de Nintendo pueden estar muy satisfechos por recibir todo un clásico del fútbol adaptado completamente a las posibilidades que se le suponen a Wii. Es, por encima de todo, un juego muy divertido. Por primera vez en muchos años, Konami opta por arriesgar y renovar su saga. Decisión correcta.