Análisis de Final Fantasy XIV: A Realm Reborn (PS3)
Además, no en todas ellas será simplemente avanzar por el camino principal tumbando jefes, ya que por lo general siempre encontraremos salas adicionales donde encontrar cofres extras. Y todo esto sin olvidarnos de las características especiales con las que cuentan varias de ellas, como en Wanderer's Palace, donde tendremos que acabar con los enemigos y avanzar a la par que intentamos evitar que unos Tonberrys gigantes nos vean con su farolillo y nos den muerte a cuchillazos, aportándole así ciertos toques de infiltración a la instancia. Lo único que no terminamos de entender muy bien es que no se nos deje hablar por privado con otros jugadores cuando estamos en mitad una mazmorra.
La importancia de las artesanías y las materias
Como ya ocurría en la versión original, en A Realm Reborn contaremos con diversas profesiones de recolección y de artesanías. Las primeras, como su propio nombre nos indica, nos permitirán obtener materiales que luego podremos vender o usar, mientras que con las segundas podremos crear objetos y lo que es más importante: añadir materias (¿alguien dijo Final Fantasy VII?) a las piezas de equipo que tengan ranuras para ello.
Las materias nos permitirán incrementar ciertas características del objeto en cuestión, lo cual dependerá del tipo de materia que equipemos y de su calidad. Lo interesante es que cada tipo de objeto nos pedirá una profesión distinta y un determinado nivel con la misma para poder equiparle una materia, por lo que si no queremos pasarnos la vida mendigando al resto de jugadores que nos añadan materias al equipo, sería conveniente subirse la profesión más afín con nuestra clase principal.
Para generar las materias, primero tendremos que completar una determinada misión que encontraremos siguiendo la historia principal. Una vez hecho esto, a medida que usemos una determinada pieza de equipo, nuestra afinidad con ella crecerá. Cuando la tengamos al máximo, en vez de venderla podremos decidir convertirla en una materia, aunque una vez hecho esto ya no hay marcha atrás y no podremos recuperar dicho objeto.

Las Grandes Compañías
Otro elemento a tener en cuenta del juego es el de las Grand Companies, o lo que es lo mismo, las facciones de Eorzea. Existen tres distintas y en un determinado momento de la historia se nos permitirá escoger a cuál de ellas unirnos. Tal y como cabría esperar, cada una cuenta con sus propias recompensas, las cuales podremos obtener a cambio de sellos.
Los sellos los obtendremos realizando FATEs, completando el Hunting Log de la compañía, con determinas misiones y superando unas Levequests especiales destinadas a tal fin. Además, estos también los podremos usar para subir de rango y así tener acceso a mejores recompensas, aunque a veces también nos pedirán que cumplamos otros requisitos además de la entrega de sellos.
Otra de las ventajas de unirnos a una facción, será que tendremos la posibilidad de crear nuestra propia Free Company, que vienen a ser el equivalente a un clan o hermandad en este juego. Estas podrán subir de nivel y nos permitirán activar ventajas temporales especiales para todos sus miembros. Como método alternativo de comunicación entre jugadores existen las Linkshells, que vienen a ser como unos canales de chat que podremos crear y a los cuales nos pueden invitar.

Eorzea en PlayStation 3
Tal y como era de esperar, el juego en PlayStation 3 no luce tan bien como en PC, aunque consigue mantener un nivel visual más que decente para lo que son las posibilidades de la máquina, algo de lo que tiene gran culpa su genial apartado artístico. Eso sí, hay dientes de sierra muy notorios que afean bastante el resultado final, la distancia de dibujado está muy limitada y las texturas no son especialmente buenas, siendo el modelado de los personajes lo que mejor parado ha salido.
