Análisis de Disney Infinity (PS3, Nintendo 3DS, Wii U, Xbox 360, Wii, PC)

No es, desde luego, la parte destinada a los más pequeños de la casa. Incluso su padre puede a veces sudar tinta china hasta que descubra que para borrar un elemento debe salir del editor, seleccionar en la mochila la varita mágica y eliminarlo antes de volver al editor. Cuando ya llevas un buen rato jugando con la Toy Box, te das cuenta de que es mucho más fácil de lo que parece, pero hay que superar esa primera barrera farragosa.

Los padres que quieran construir con sus hijos harán bien en probar primero por su cuenta hasta familiarizarse. Darte una vuelta por la Toy Box básica con que comienzas activará algunos tutoriales importantes y servirá para que te familiarices con el hecho de colocar figuras en un entorno tridimensional.
En Disney Infinity no tendrás que pensar en físicas ni nada parecido: los juguetes se quedan donde tú los has colocado, aunque sea suspendido en el vacío y elementos como las colinas se integran automáticamente con el entorno. Los elementos vienen ya diseñados para funcionar, de forma que sólo tienes que decidir dónde quieres colocar cada cosa y casi seguro que lo que salga será resultón cuanto menos.
En este tipo de cosas –y para elegir el objeto que vas a colocar- la versión de Wii U muestra que tiene ventaja sobre las demás gracias a la pantalla del GamePad. Lo mismo cabe decir de la función off-TV. Aunque la opción de cambiar entre pantallas no está siempre activa, es posible jugar sin problemas en el pad.
Tampoco ayuda el hecho de que las explicaciones suelen activarse demasiado tarde, cuando ya estás a otra cosa, aunque la calidad sonora es buena en general, excelente en las canciones y las voces –casi siempre las originales, por ejemplo el doblador español de Jack Sparrow es el mismo que en las películas, pero el de Davy Jones no-. Gráficamente el juego cumple, pese a algunas ralentizaciones.

Las aventuras de cada Play Set intentan tener una jugabilidad diferente: en Los Increíbles se basa en el combate, en Piratas del Caribe en la exploración –y hay algún combate naval básico-, y en Monstruos University hay una parte importante de sigilo (debes acercarte a los enemigos sin que te vean para asustarles). Todos ellos tienen asociado un vehículo que se maneja con los gatillos sin problemas. Y, aunque no los hemos probado, en Cars prima la conducción y El llanero solitario es lo más cercano a un shooter que veremos en Disney.
Pero, al igual que en LittleBigPlanet el modo historia era lo suficientemente atractivo como para limitarte a esa parte del juego sin entrar en la creación de niveles y sentir que se trataba de un juego completo, en Disney Infinity el mayor aliciente es encontrar más juguetes para la Toy Box, en la que se encuentra la mayor parte del atractivo.
Esto nos lleva al problema de a qué público se dirige el juego. No es para los más pequeños únicamente, y tampoco para adultos fanáticos de Disney. Pero parece que quiere ser atractivo para todos ellos, y tal vez este modo historia sea para los más jóvenes: en algunos casos las cápsulas que están dispersas por el escenario contienen pistas que te indican qué debes hacer.

Las bases en las que se asienta son muy atractivas, Avalanche Software ha preparado una propuesta prometedora que intenta abarcar formas de jugar muy diferentes, que apela a la imaginación del jugador y está respaldada por una de las empresas más potentes en el entretenimiento, con cientos de personajes en la recámara.
Seguro que en la edición del año que viene se ha pulido la relación del juego con los jugadores, limando las aristas y mejorando los puntos débiles, y que la estantería de figuritas está repleta de muñecos. Y de Play Sets. Y de Power Discs. Y de distintos protectores para la base.
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