Análisis Vampire: The Masquerade - Swansong, luchas de poder en la corte de los vampiros (PS5, Xbox Series X/S, PC, PS4, Xbox One)

Incluso si desconoces el universo de Vampire the Masquerade o Vampiro: La Mascarada, como se llamaba en España a este juego de rol de mesa, su nombre te sonará mucho últimamente por las adaptaciones a videojuego. Puede que sea el battle royale Vampire The Masquerade: Bloodhunt o el ambicioso Vampire: The Masquerade - Bloodlines 2, secuela de un juego de culto. El más reciente –lanzado apenas un mes después que Bloodhunt- es Vampire: The Masquerade – Swansong, una aventura detectivesca con toques de rol e incluso novela gráfica. Big Bad Wolf no ha contado con el presupuesto del que dispone Hardsuit Labs y eso es algo que se deja notar en un proyecto demasiado ambicioso para las posibilidades del estudio.

Entre nosotros caminan vampiros

Swansong nos lleva a este mundo en el que los vampiros están integrados en la sociedad, ocultos, en una conspiración global: la Mascarada. Controlaremos a tres de estos chupasangre seguidores de la "nueva Príncipe" de la Camarilla de Boston, Hazel Iversen, invocados tras saltar una alerta de Código Rojo. Emem, Leysha y Galeb deben investigar el misterio que rodea una masacre de vampiros. Como podríamos esperar, hay intrigas, complots, luchas de poder y diversos asuntos que se resolverán con diplomacia o puzles. Poco a poco se hará evidente que el ataque ha estado meditado pero, ¿quién es nuestro enemigo y en quién confiar?

Swansong incluye un glosario con fichas de los términos más importantes, clanes y personajes que vamos conociendo, así que en teoría cualquier jugador puede entrar en su historia… No obstante, desde un primer momento queda claro que es muy recomendable conocer algo de su universo, o como mínimo interesarse por él, porque la introducción no es exactamente cómoda para quienes ignoren sus entresijos, y da por sentado que conocemos parte de su trasfondo.

La aventura nos pedirá tratar y entender a los distintos tipos de vampiro para conseguir lo que deseamos, y tomar decisiones según nuestro perfil o habilidades, que son las que aportan el elemento rolero y limitan lo que podemos hacer, una "lucha" dialéctica para presionar, amenazar o convencer a nuestro interlocutor. Existen varias mecánicas explicadas poco a poco, como el Ansia, que se va acumulando por el uso de las disciplinas –sobrepasarlo hace perder el control y atacará al mortal más cercano-, la focalización –mejora temporal de niveles de la habilidad- y más.

Los tres vampiros que irán alternando sus historias, y sin duda son lo mejor del juego. Sus personalidades son suficientemente distintas como para que cada uno tenga algo interesante que contar a lo largo de varios capítulos, y tendremos cierta libertad para llevar sus habilidades hacia donde nos interesen: una visión especial para ver el rastro de nuestro objetivo o localizar objetos ocultos, desaparecer de la vista de otros personajes, etc.. ¿Investigador? ¿Polifacético? ¿Con más persuasión o un físico más imponente? El reparto de puntos y el aprendizaje de técnicas serán clave para abrir o cerrar las distintas opciones durante los diálogos. Los tres pilares –físico, mental y social- y las habilidades de retórica, intimidación, sicología, tecnología y deducción, más las disciplinas –los poderes únicos de cada vampiro- son los que definen a los protagonistas y el estilo de juego.

Con esta base, cada capítulo nos irá dando una serie de objetivos a cumplir que suelen consistir en recoger información, convencer a un personaje para que realice una acción determinada o infiltrarse en una zona prohibida. El cómo lo resolverás depende de todo lo anterior: tus herramientas de personalidad. Como algunos ya habían imaginado, Swansong recoge bastante del trabajo anterior de este estudio, The Council, pero con la capa de pintura de Mundo de Tinieblas. Y funciona siempre que disfrutes de este estilo de rol gobernado por puntos y estrategia.

Pero no todo es igual de brillante. Fuera del núcleo de los diálogos tenemos un juego con un diseño muy anticuado y misiones tan poco interesantes como buscar algún tipo de archivo u objeto en una habitación. A veces hay que encontrar a un personaje que se mueve por distintas habitaciones y puedes dar más vueltas de las necesarias hasta dar con él. La decoración es elegante, pero una gran cantidad de pasillos y salas son tan similares que pueden desorientar un poco. Apenas puedes interactuar con el mobiliario y son escasos los NPC que tienen algo interesante que contar, así que la magia de su atmósfera se mantiene hasta que compruebas los límites de su gameplay. En cualquier caso, no hay que pedirle a Swangsong lo que promete Bloodlines 2, son experiencias que buscan cosas diferentes. El único momento que se desvía un poco del resto del juego, ya que no hay acción como tal, es el minijuego para calmar nuestra sed de sangre –y recuperar disciplina-.

Uno de los puntos fuertes del juego es la rejugabilidad por las diferentes opciones de desarrollo de los personajes. Swansong se encarga de indicarnos esto con el resumen de cada episodio, en el que se indican los objetivos cumplidos, los fallados y otras alternativas que no hemos visto. Es imposible conseguirlo todo en una partida, que nos puede llevar unas 20 horas, ya que el reparto de puntos nos lleva a progresar de una manera u otra, y da una idea de todo lo que nos estamos dejando sin explorar -que va más allá de sus diferentes finales-.

Un apartado gráfico modesto

Vampire: The Masquerade – Swansong cuenta con un presupuesto ajustado, y eso limita bastante su espectacularidad. No tanto en aspectos técnicos o artísticos, que son correctos, sino en las animaciones. El problema específico de un juego narrativo como este es que una gran cantidad del tiempo transcurre con primeros planos y diálogos, y ahí es donde entra en el llamado valle inquietante: rostros de maniquí, casi sin expresiones o sincronización labial, que deslucen el trabajo conseguido en otros apartados. Las voces –en inglés, con subtítulos en español- están bien en su mayoría, pero otras –como la de una niña concreta- no resulta muy creíble.

Conclusiones

Muchos juegos de la llamada "clase media" suelen pecar de problemas técnicos o falta de pulido en el aspecto jugable. Este es el problema de Vampire: The Masquerade – Swansong, que como aventura narrativa y de rol clásico, sobre todo si te apasiona la licencia, da algunos momentos realmente buenos que siempre están relacionados con los personajes, los duelos dialécticos y las decisiones que vamos tomando. Ideas notables dentro de un envoltorio con valores de producción que afean el conjunto, puzles confusos y un diseño jugable de hace más de una década, que en ocasiones demanda demasiado del jugador –en conocimientos de este universo y de paciencia por su ritmo extremadamente lento-. Disfrutable por sus giros y misterios, pero imperfecto.

*Hemos realizado este análisis gracias a un código proporcionado por Nacon.