Entrevista a Mayte Alvarado: «Quería que la historia te arrastrase un poco y que te fuese envolviendo en su atmósfera»

Aunque no con tanta intensidad que las listas de «lo mejor del año pasado», cada comienzo de calendario se suelen redactar también listados con «lo más esperado de la nueva temporada», haciendo un ejercicio de contención de las ganas y las expectativas por lo que todavía queda por llegar. Si un cómic reinaba en la particular lista de deseos del 2021 en la redacción de Sala de Peligro, este era La Isla, el nuevo proyecto de Mayte Alvarado publicado por Reservoir Books. Insinuado a fuego lento durante las últimas semanas y/o meses. Y ya está aquí. Ya ha llegado. A pocas jornadas de dar comienzo el verano, el mes de junio ha traido debajo del brazo la primera obra larga de esta autora e ilustradora. Una isla, una leyenda, marineros y un hogar son todos los ingredientes necesarios al servicio de una historia que, en forma y fondo, os hará viajar sin moveros de vuestro hogar. Para conocer más sobre la génesis y proceso creativo de esta obra, hemos querido hablar con su autora. Os dejamos, sin más dilación, con nuestra charla con Mayte Alvarado.

Hola, Mayte. ¿Qué tal? ¿Nervios ante un debut, ante un estreno, después de tanto tiempo? ¿Eso cómo se lleva?

No lo sé. Yo la verdad es que estaba súper tranquila todo el tiempo. Era como que no había ninguna expectativa con el libro en general. Así que yo he estado haciendo mi libro muy tranquilo todo el tiempo. Eso sí, ahora ya hay ganas de que salga y de saber qué le parece a la gente. Pero yo estoy muy contenta, así que ya veremos.

Supongo que en todas las reseñas y reportajes se indicará que esta es tu primera “obra larga”. Y es verdad. ¿Cómo empieza todo esto? ¿Cómo te embarcaste en esto?

Pues no sé muy bien como decirte. Es cierto que es la primera obra larga que hago. Me daba un poco… no de miedo, pero sí un poco de respeto hacer una obra larga. Porque es un trabajo que llevaba mucho tiempo. Tienes que estar muy seguro de lo que decides, de cuál es la historia que decides hacer, porque es un compromiso con la obra. Yo he tardado dos años en tenerla terminada. Porque no he podido trabajar continuadamente, ya que hay que hacer más cosas. Al final se ha alargado casi dos años.

Lo cierto es que yo empecé con el cómic muy mayor e hice mi primer cómic con treinta y siete años, E-19 (El Verano del Cohete, 2015). Esto no es lo habitual y lo pasé bastante mal porque nunca había hecho cómic antes, y ya sesenta y cuatro páginas me costaron lo suyo. Pero bueno, finalmente me decidí a intentarlo con una obra más larga y me puse a preparar un proyecto para enseñar. Realmente lo hago para un concurso que no gano y luego ya… bueno, pues ya está el proyectito hecho. Tengo un buen número de páginas y es algo que puedo enseñar. Tuve mucha suerte en seguida, porque había una editorial interesada en sacarlo.

¿Por qué esta historia en concreto? Pues era una idea que tenía hace mucho tiempo. No entiendo muy bien porqué decidí coger esta historia. Creo que coincide que tenía algunos bocetos de cómo sería luego la isla ideal. Algunas ilustraciones, que las sigo teniendo por ahí colgadas. Creo que tengo algo gráficamente que me gusta y una historia que no era exactamente como ha acabado siendo La Isla. Pero era algo que me gustaba y con lo que me apetecería seguir para ver a dónde llega. Durante el proceso hay varios cambios sobre la idea original. El punto de partida original era una isla en un ambiente cerrado en el que, para sobrevivir, digamos, tienen que sacrificar a uno de los suyos. Luego la historia cambia mucho y eso queda un poco, quizá un poco, desdibujado entre otras cosas. Estaba el personaje del loco desde el principio. Y yo creo que es el que marca un poco lo que va a ser toda la historia.

Sí, porque al final son dos, tres o, si me apuras, hasta cuatro historias un poquito en paralelo, las que van marcando…

Es un vínculo entre dos personas. Realmente, es a donde yo quería llegar. Ésa es mi isla. Luego ya cada cual ya lo lee y llega a sus propias conclusiones.

Sí. Cada uno nos imaginamos nuestras cosas, nuestras proyecciones…

Pero bueno, eso es lo bonito de todo.

Eso es. Desde algún cuento que hayamos leído de pequeños, hasta las vacaciones del año pasado… La pregunta que más me interesa a mí es la siguiente. ¿Te planteaste en algún momento contar esta historia sólo con las imágenes, sin texto? Porque por momentos veo que, si quitas todo el diálogo, la narrativa funciona igual de bien.

Claro, la narrativa tiene relación con lo que he hecho antes. En general, está más en la imagen que en el texto. El texto está hecho todo a posteriori. Yo no escribo el texto y luego lo hago. Yo hago la paginación como se ve, como intento de expresar eso. Y luego el texto es un poco un apoyo, sobre todo para el tono de la historia. Que la historia nunca sea enfocada como algo instaurado en lo real, sino como algo que está un poco entre la leyenda y la ensoñación. No sabes bien si es algo real o qué es lo que está pasando.

Es que, y sin entrar en spoilers, hay una secuencia hacia el final en la que realizas en torno a veinte páginas mudas sólo con el sonido de una campana de fondo. Y claro, al empezar la segunda lectura, te das cuenta que puedes hacerlo entero. No sé la editorial qué te habría dicho.

Bueno, tampoco es que me hayan dicho nada. Es decir, me han dejado completa libertad para hacer el libro como yo quisiera. Y también es cierto que el libro se va construyendo un poco solo también. Yo en principio tengo la idea de que haya bastante más textos del que luego hay. Y luego lo voy haciendo, yo no trabajo con la cosa muy cerrada. Trabajo con una pequeña escaleta, con más o menos lo que quiero. Y con momentos clave que quiero que estén desde el principio. El final tenía claro que iba a ser así. Pero mi idea era que iba tener mucho más texto. Lo que pasa es que luego. Pues las cosas van pasando y la historia cambia. Yo hago las cosas un poco así.

También es confianza, o madurez, creativa. Que al final no hayas metido más texto, denota confianza.

Es una buena forma de verlo. Me gusta esa forma de verlo. (risas)

Por lo que decías antes, al final encontraste una editorial que es Reservoir Books. Para ser una obra de ciento cincuenta y dos páginas, de una autora primeriza, ¿cómo fue aquello? ¿Cómo conseguiste meter el pie ahí?

Bueno, pues no lo sé. A ver, vamos a ver. Sabes que mi pareja edita allí y yo conozco a Jaume [Bonfill] de antes de esto. Compartí unas páginas y parecía que a la gente le llamaba mucho. Y entonces, al mandar el proyecto, Jaume lo vio muy claro desde el principio. Ha habido mucha confianza en lo que yo iba a hacer y ha sido todo muy fácil desde que le mandé el proyecto. Él lo vio todo muy claro, y todos contentos con el tema. (risas)

Retomando lo de antes. Al final son dos años trabajando en esto a ratitos, pero son dos años. ¿La Mayte de hace dos años, cuando empieza, es la misma Mayte que acaba este proyecto?

No, no, claro que no. Para nada. De hecho, es una de las cosas bonitas, que me doy cuenta con este libro. Porque hacer un libro de sesenta y cuatro páginas siempre sabes que lo puedes hacer con más distancia. Pero un libro que termina estando tanto tiempo en tu vida es una cosa que te exige ciertas cosas… Cuando lo estaba terminando pensaba que el libro no hubiese sido igual si lo acabo en un año, que es más o menos lo que he tardado, que si lo acabo en dos. Que forma ya parte de mi vida de estos dos años. Y el libro va cambiando. Como yo no trabajo muy cerrado, hay cosas que forman parte del libro que voy encontrando cuando trabajo ya en el libro y no las tengo pensadas desde el principio. El libro es un poco así, con todos esos cambios que se han producido en mí durante dos años. Es una cosa bonita.

Hablando con otros artistas, algunos comentan que empiezan sus obras rápido y que luego dedicaban el noventa por ciento de su tiempo a terminarlas a base de detalles aquí y allí. Y que hay un momento en que hay que dejarlo o, si no, no se acaba nunca. A ti ¿qué te cuesta más, empezarlas o terminarlas?

Me cuesta más el centro. Nnormalmente dejo la parte central para el final, lo que no tengo muy claro es el final, que creo que es lo que más me cuesta. Lo que siempre intento es no hacer modificaciones, a ser posible, porque me cansa mucho. Lo que más me cuesta estar dedicado tanto tiempo a algo y a no cansarme o ponerme con otra cosa… Quiero invertir el tiempo necesario en que eso esté. Y normalmente suelo tener la laguna en la parte central. Sé cómo acaba, sé cómo empieza. Ya lo tengo todo, menos mal. Pero el centro lo voy dejando para el final. Y, de hecho, creo que el último capítulo que hice fue el que se llama el mar, que es la parte que es la unión entre los otros. Y eso es lo que más me cuesta. Y por eso también decido que tenga tantos cambios de color, porque es un medio para que yo esté súper entretenida. Tengo que cambiar la paleta, tengo que hacer cambios. Ver cómo puedo hacer cada parte, y no elegir solo una y estar dos años dedicada a eso.

El primer cambio de capítulo es sutil. Y el segundo. Pero cuando entra el animal de por medio, ya se ve que es un juego. Que realmente te exige y estimula distintas emociones. A la par que te ayuda a no aburrirte.

Es una mezcla siempre. Obviamente tiene una función narrativa y emocional en cada en cada capítulo. Pero también es un poco una mezcla de las dos cosas. De exigirme a mí también, no quedarme en la primera propuesta gráfica que hago. Sino ir cambiando, y que tenga movimiento también, en un planteamiento que es súper escueto. Porque es el mar, son rocas, y de vez en cuando una casa. Que tenga un poco de vida, y de sentido.

Me ha llamado la atención el encuadernado. Creo que en toda mi biblioteca no tengo un encuadernado igual.

Sí, yo creo que queda muy bonito. Le queda muy bien al libro. Además, el encuadernado no ha sido cosa mía. Jaume, el editor de Reservoir, quería hacer algo así que quedase cuco. Ésta fue una de las propuestas y a mí me gustó. Me pareció que crea un rollo rústico que le pega mucho a la historia y al libro. Yo tenía… no voy a decir que tenía mis dudas, pero era un poco a ver cómo quedaba. Y cuando lo vi fue como ala, qué guay, es súper bonito.

Sí, porque al final es tapa dura. Pero muy original, le da un punto todavía más exótico.

Yo le veo un rollo rústico, ¿sabes? Como se ve el cartón y tal. Me gusta mucho como queda. Como hay tantas páginas completas, me gusta cómo queda. 

En cuanto al diseño de la portada, al final la eliges a ella. Y para la contraportada lo eliges a él. Que es un poco pasado y presente de la obra. ¿Cómo encaras esa decisión? ¿Cuánto enseñar, cuánto no?

No sé por qué he decidido que sea ella. Supongo que es porque, aunque él es el personaje que primero tengo en mente, no sé si si hacer una composición con los dos en portada hubiese quedado bien. Me decido por el personaje de ella, porque el cierre del libro, en parte, es del personaje de ella. Y lo que si, por ejemplo, no quería era meter al perro ni en la cubierta ni en la contra. Era algo que no quería enseñar de primeras. Pero no lo sé. Lo hice y ni siquiera me lo planteé, ¿sabes? Quería que salieran los dos y pensé que ésta era la distribución más correcta.

Por lo que decías antes, tenías muy claro la escena del final, que es casi inevitable. Y la de la boda. Esas dos son las que tenías más claras.

Sí, sí. La boda, no sé por qué. Pero tenía muy claro que tenía que haber una boda. No sé por qué. También por todo ese rollo de ser el punto de partida del sacrificio. Yo recuerdo las películas cuando vemos sacrificio van siempre vestidas de novia. De blanco y tal. Al principio realmente era una historia más romántica, pero lo quité porque no me interesaba. Había más folklore todavía. Pero sí que había una celebración más acorde. Hasta que luego la boda terminó siendo algo un poco siniestro.

Con esa corona de espinas.

Sí, con ese rollo de no es lo que debería ser.

Bueno, yo creo que esa parte, tal y como está, queda mejor que algo más romántico. Más ritual.

De hecho, no me había decidido con esa historia porque no me terminaba de cuadrar, hasta que por fin encontré el vínculo entre los dos personajes. Porque al principio no había relación, salvo que estaban allí. Entonces, no me parecía interesante. No me gustaba. Le faltaba algo. Tenía que crear un vínculo entre los dos personajes. Y esa forma de llegar los dos personajes a un lugar un tanto oscuro dentro de ellos, cada uno por diferentes motivos y sin comparar los motivos. Pero que estén relacionados. Creo que así está más redondo, y decido quitar el componente romántico porque ya no me interesa. Y cada uno que se haga su esquema de qué pasa ahí.

¿Tienes guardada toda la evolución cromática de todas las páginas del libro juntas en una misma composición para ver cómo evoluciona?

No, qué va. No, no, no, está descompuesta. Normalmente cuando voy trabajando mandó un PDF. Que hago por pliego de dos páginas, y sí que voy viendo cómo va, pero lo dejo en el PDF. Los originales son como se ve en el libro. Y los tengo guardaditos. No, no tengo ninguna copia del libro, ni me hace falta tener o saber cómo va cambiando. Lo veo con el PDF.

¿En qué proyecto estás ahora metida?

Ahora estoy un poco parada porque tengo varias ideas de cosas, pero no sé, no sé…

 El vértigo a la segunda obra larga…

Puede ser. Yo ya te digo que estoy como muy tranquila. La cosa está complicada. Ya veremos si hay posibilidad de una segunda obra larga. Ya veremos qué pasa. Yo creo que ahora mismo tampoco lo haría. Hacer un cómic y meterte en seguida en otro… Así que estamos valorando la posibilidad de hacer una de historias cortas, más cortita. Que tengo unas cuantas pensadas. Yo creo que hay un hilo conductor y es un poco más tranquilo, porque puedes ir trabajando la historia individualmente. Pero bueno, ya veremos.

 Ahora a venderlo fuera.

Hombre, ahora me tienes que decir qué te ha parecido.

Pues a mí me ha gustado mucho. Lo he leído dos veces, y lo he disfrutado mucho las dos, pero de distinta forma cada una. Detalles, colores, juegos… Si tuviera que utilizar una palabra sería inmersivo, pero por evitar símiles marinos, diré que es hipnotizante.

Bien, la palabra hipnotizante me gusta.

Tiene una parte hipnotizante que se asemeja a cuando te quedas mirando el mar, y te quedas medio adormilado. La palabra es hipnotizante.

Mira, lo que has comentado de inmersivo es una de las cosas que más me interesan a mí. Quería que la historia te arrastrase un poco y que te fuese envolviendo en su atmósfera.  El rollo de cómo representar el mar, que no es naturalista si no que es un poco geométrico, va hasta la abstracción. Así que me alegro que te haya gustado. Es un libro de detalles, hay que fijarse en los detalles. Al ser un libro tan gráfico, los tiempos están muy medidos. Es una lectura que puede parecer muy ligera en cuanto a ritmo, pero no es así, hay que leerlo fijándose muy bien en los detalles. Con un poco de atención. Estoy muy contenta con la obra, aunque sé que no es un cómic perfecto.

¿Por qué no es un cómic perfecto?

No entiendo las obras como perfectas. Las obras son siempre como la gente que las hace. Yo no soy perfecta, y lo que hago, tampoco. Tendrá sus cosas buenas y sus cosas malas. Es cierto que es una obra donde intento explotar lo que yo sé que hago bien. La narrativa visual, el enlazar, que no haya pausas… básicamente, llevarte por la historia. Que creo que es lo que yo hago bien.

Pues con esto acabamos. Espero que el libro triunfe y que pronto estemos hablando de una publicación incluso en el extranjero. Muchas gracias por tu tiempo, Mayte.

Muchas gracias a vosotros.